Tócala otra vez, Sanz

Poco consuelo queda ya para una marea verde que, a falta de la certificación matemática, asume ya que su Racing Club Ferrol necesitará, salvo milagro, todos los remos posibles el próximo curso en Primera Federación. Por todo ello, el duelo de este domingo  frente al Granada en el Nuevo Los Cármenes (21.00 horas, LaLiga TV Hypermotion) puede resultar crucial para, al menos, recobrar una conexión, tan necesaria como sagrada, entre grada y vestuario.

Con doce goles en contra, solo cuatro a favor y cinco derrotas en seis partidos, los tripulantes de la fragata verde y, especialmente la dupla Menéndez- Salvachúa, tienen hoy una cita clave en defensa del orgullo de la ciudad para con un escudo centenario, que se ha ido diluyendo con el paso de las jornadas. Un reto descomunal, ante lo exhibido en las últimos partidos, en el que las ausencias en una demarcación tan sensible como la medular marcan la pauta.

La medular del Racing Club Ferrol, seriamente tocada por las bajas

E.Barrera

Titularísimo, con solo dos sustituciones en seis partidos, no podrá remar en tierras granadinas por sanción el mediocentro catalán Josep Señé. Cuestionado en el presente curso, su papel en la salida de tres al inicio de jugada o su intento —más o menos fructuoso — de multiplicarse y abarcar infinidad de campo,  abría con su baja la posibilidad de que el equipo cobrase un aire nuevo sin una figura igual de indispensable que de estresada. Un experimento interesante al que la baja por molestias de Luis Perea le ha dado tintes de desafío mayúsculo.

Con Fran Manzanara sin minutos de competición oficial desde el pasado mes de noviembre, Aitor Gelardo apunta a ser actor protagonista en una dupla inexplorada en el la sala de máquinas de la fragata verde en todo lo que va de competición. Y es que, a la vista de las bajas, será Álvaro Sanz (Caspe, 2001) el jugador llamado a dotar de contenido y creatividad al juego de un equipo plano en demasiados partidos.

Su currículo, con debut en Champions en el Barcelona de Xavi incluido, evidencia que las expectativas que generó el maño desde muy temprana edad siempre fueron elevadas. Acostumbrado a la presión y escrutinio constante que existen en la mayor fábrica de talentos del fútbol español como es La Masía, se le presupone al mediocentro la sangre fría necesaria para asir con fuerza el timón en un momento de deriva como este.

Materia gris en sus botas

No obstante, la gran apuesta del mercado estival para no perder ese fútbol champán del pasado curso no ha dado los frutos esperados. Con 17 titularidades en los 29 partidos disputados en liga, el de Caspe ha formado parte del once de gala de Menéndez en tres ocasiones y, al igual que ha venido ocurriendo en todo lo que va de campaña, las pinceladas de su talento solo han logrado salpicar levemente una participación gris.

Los buenos minutos, de manejo y criterio, que imprimió al juego de los suyos en El Alcoraz le valieron el salir de inicio en el crucial duelo frente al Burgos. Un choque en el que no se amilanó el maño, pero en el que quizás su guante en el pie se vio demasiado ajetreado en tareas defensivas como para ofrecer ese pase al espacio o ese tiquitaca para el que, por otra parte, se necesitan socios de garantía que sepan detectar el ofrecimiento de una pared o el momento para progresar triangulando.

Así, aunque sobre el papel la sociedad Señé- Sanz pintaba a exquisita obra de arte, los tambores de incompatibilidad llevan acompañando al dúo a lo largo de toda la temporada. Sería injusto achacar esta cuestión únicamente a ambos actores protagonistas porque el fútbol no deja de ser un juego que se teje a través de una red invisible articulada por todas las líneas. Además, existen antecedentes de relumbrón que evidencian que esto sucede hasta en las mejores casas. Sin ir más lejos, está el eterno debate de los seleccionadores nacionales en Inglaterra con dos astros de la talla de Steven Gerrard y Frank Lampard, que nunca terminaron de empastar juntos en la medular.

Así, con todos estos argumentos y a la vista de que en esta temporada todo se empecina en salir al revés de cómo estaba previsto, existe la posibilidad de que Álvaro Sanz sepa colocarse bien los galones de Señé y entenderse con un Aitor Gelardo (Alicante, 2002), al que presentaron como mediapunta cuando venía desempeñando un rol más defensivo en el filial del submarino amarillo y que acabó supliendo en la primera vuelta las carencias en el extremo izquierdo.

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Elba de la Barrera

En las botas de esta otra joven promesa, avalado también por su procedencia de cantera importante y su condición de internacional en categorías inferiores, puede estar parte de ese torbellino de ese fútbol que no termina de aflorar este curso en las filas del cuadro naval.

Una ecuación que pide a gritos al tercero en discordia haciendo las funciones de mediapunta. Raúl Blanco (Moaña, 2001), que proviene de otra célebre escuela como A Madroa, podría elevar la apuesta de este experimento obligado.

Tres jugadores jóvenes, en un momento en el que hay ya poco que perder y mucho que ganar, para darle el vuelco a un equipo en caída libre. Suena arriesgado y, quizás hasta un poco loco... pero, ¿se imaginan? ¿Sentarse a ver el partido con la desazón de tener que volver a pasar un mal trago y, de pronto, verse inmersos en un caudal de entendimiento en el corazón del campo?

Así, emulando a la mítica frase nunca pronunciada en la película Casablanca, el tócala otra vez, Sanz es la consigna que quiere corear este domingo todo el racinguismo.

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