Eldense, cuando los abismos se convierten en cuestas

Emilio Rosanes

OPA RACING

LOF

Suma 18 puntos en doce encuentros desde la llegada de Oltra

17 abr 2025 . Actualizado a las 21:47 h.

Siete jornadas para alcanzar ese primer día de junio que asoma en el horizonte, en el que el júbilo va a tener que dejar paso a lecciones disfrazadas de derrotas, debiendo demostrar todos los estamentos de la entidad la importancia que, tanto en el deporte como en la vida, tiene el saber perder, saber que perder no es rendirse, sino la oportunidad de levantarse con el alma entera, la humildad como escudo y la resiliencia como faro, saber que las derrotas no son puntos finales sino comas en la historia que escribimos, que los cimientos de cualquier gloria futura se construyen entre escombros de sueños rotos y que será la actitud ante la adversidad , y no los resultados, lo que nos defina para siempre.

Hoy, con el corazón aún latiendo, con las ilusiones aferradas a cada pase, a cada carrera y a cada balón dividido, nos toca estirar esta historia, dilatar el desenlace de una película que nunca quisimos ver proyectada, luchar por ese gol que nos aparte de ese abismo que nos pueda hacer figurar en récords que nadie quiere recordar.

Enfrente, el reflejo distante de un alma gemela, de un rival hermano ubicado geográficamente en las antípodas de la península, pero emocionalmente muy cercano. Un Eldense que también coqueteó con el vértigo y que supo aferrarse a una esperanza que llegó con nombre propio: José Luis Oltra, acompañado de diez piezas nuevas en el tablero, diez latidos renovados desde el mercado invernal que cambiaron la trama de una historia que parecía destinada al mismo final.

Dieciocho puntos sumados y seis porterías a cero en los doce encuentros dirigidos por el técnico valenciano no son solo cifras, son señales de vida que han transformado dudas en certezas e inercias en convicciones. Una llegada que se ha visto acompañada de la transformación de un vestuario cargado de esperanzas envueltas en nombres propios: el guardameta Álvaro Acebes, el lateral diestro Raúl Parra, el central Matia Barzic, el centrocampista Diego Méndez, el aporte en bandas de Javi Llabrés, Diego Collado y Fede Vico y la presencia ofensiva de Masca y Sekou Gassama. No obstante, como siempre ocurre, el mayor susurro de magia llegó en la primavera, con la incorporación de Amadou Diawara para suplir la lesión de larga duración de Diego Méndez. Con la madurez de quien ha caminado durante siete temporadas en la Serie A italiana, se ha adueñado del círculo central para aportar un gran equilibrio táctico y fiabilidad en la distribución de juego, habiendo sido necesarios únicamente cinco encuentros para enamorar, para que su nombre comience a figurar en las agendas de clubes de la máxima categoría para incorporarlo a sus filas.

SISTEMA DE JUEGO

1-4-4-2, al que la libertad de Nacho Quintana parece mudar a 1-4-2-3-1

Bajo la batuta de Oltra, el Eldense ha encontrado su orden y equilibrio bajo una estructura 1-4-4-2, evidente en fase defensiva pero que se disuelve en fase ofensiva, mutando a un 1-4-2-3-1, con Nacho Quintana apareciendo entre líneas, con libertad haciendo de enlace entre la sala de máquinas y el filo del área rival. Bajo palos, Dani Martín se ha consolidado como pilar de confianza desde la llegada del técnico valenciano. En línea defensiva de cuatro, Fran Gámez y Marc Mateu se reparten los laterales con entrega y recorrido, mientras Íñigo Piña y Matia Barzic custodian el centro de la defensa. Amadou Diawara y Sergio Ortuño parecen seguros en la sala de máquinas, con Víctor García y Fede Vico en bandas y, finalmente, Juanto Ortuño o Sekou Gassama acompañando a Nacho Quintana como referencias ofensivas. La sanción por acumulación de amonestaciones de Víctor García , apunta, salvo sorpresa, a la titularidad de Iván Chapela, ya recuperado de su lesión.

Menor protagonismo en esta parte de la temporada para el exracinguista Ian Mackay, el lateral diestro Raúl Parra, los centrales Darío Dumic y Nacho Monsalve, Iván Martos en el lateral izquierdo, Unai Romero, Diego Collado y Simo Bouzaidi en bandas, Álex Bernal, David Timor y Víctor Camarasa en el medio campo y el portugués Masca en punta de ataque, con las lesiones de larga duración de Diego Méndez y Javi Llabrés.

ESTILO DE JUEGO

Mayor equilibrio con la llegada de Diawara

El conjunto azulgrana parte de un posicionamiento en bloque de presión medio- alta, con tímida presión sobre la salida de balón que parece buscar más la emboscada que la carga frontal. Desde la llegada de Oltra, el juego eldense ha tomado una dirección clara, amparada en la profundidad, la verticalidad y la velocidad. No hay tiempo para florituras innecesarias y el pase largo, muy prodigado, es certero buscando las espaldas de la defensa adversaria, asumiendo bastantes menos riesgos en la fase de inicio del juego ofensivo que en la primera fase de la temporada.

En campo rival, los canales exteriores constituyen la autopista por la que circula la esperanza, especialmente por esa banda derecha en la que Fran Gámez y Víctor García tejen superioridades desde el esfuerzo, el talento y un entendimiento que más que entrenarse parece sentirse. En banda izquierda, el discurso cambia, buscando el extremo posiciones interiores para tratar de generar superioridades numéricas a este nivel y, de paso, dejar libre el carril para un Marc Mateu que aparece siempre para aportar la máxima profundidad.

Aunque los eldenses se han mostrado más cómodos cediendo la iniciativa y dejando que el rival se desgaste en la posesión, la irrupción de Ousmane Diawara ha adquirido un nuevo acento. Un acento que habla con pausa, con claridad y con categoría, convirtiendo la posesión de balón en la herramienta precisa que permite al balón quedarse más tiempo en pies azulgranas que en los ajenos, ya que, cuando un jugador su nivel pisa esta categoría, todo se eleva y el equipo se siente más grande.

FASE OFENSIVA

Determinantes en transiciones y estrategias ofensivas

El principal argumento ofensivo de los de Oltra son las acciones de estrategia. Han sabido transformar cada estrategia ofensiva en una declaración de principios, en un acto de fe que empieza en el balón parado y terminan en el corazón del área rival, donde exhiben una poderosa contundencia rematadora fruto de una convicción colectiva. Asimismo, los centros laterales, medidos y con intención, se convierten en dagas que surcan el área buscando cabezas decididas y miradas de gol. Y ahí, en ese espacio donde el tiempo se congela y la voluntad decide, Juanto Ortuño ha sabido imponer su contundencia, convirtiéndose más que en un delantero, en una amenaza constante.

Asimismo, constituyen puntos fuertes del engranaje ofensivo del conjunto eldense las transiciones ofensivas, que no son carreras sin sentido sino latidos bien coordinados en los que cada jugador sabe leer el espacio e interpretar el momento justo, el equilibrio con serenidad impropia aportado por Ousmane Diawara y la omnipresencia incansable de Marc Mateu, dueño de cada acción de estrategia, sea saque de esquina, tiro libre o saque de banda.

El Eldense es el tercer conjunto de la categoría con mayor número de saques de esquina en su favor. Un dato que pudiera parecer frío pero que refleja algo mucho más caliente: la intención constante de atacar y el inagotable deseo de pisar el área rival.

FASE DEFENSIVA

Interceptaciones y espaldas de defensa, asignaturas pendientes

Durante gran parte del campeonato, el aspecto defensivo constituyó la herida abierta en el Eldense. Una vulnerabilidad que hablaba en cifras: 36 goles encajados en las primeras 23 jornadas, una media de 1,56 tantos por partido que reflejaban no solo fragilidad, sino también una urgencia que dolía.

Pero las heridas, cuando se afrontan con humildad y trabajo, se curan, y, desde la llegada de José Luis Oltra, el relato ha cambiado. En las doce jornadas bajo su mando, el equipo ha encajado solo trece goles, descendiendo su promedio a 1,08 por encuentro. Un descenso que no solo es estadístico, es también emocional, ya que el Eldense ha aprendido a defender como se aprende a resistir en la vida: con orden, con coraje y con el alma alineada con el objetivo, lo que se traduce en una mayor contundencia en los duelos y una mejor toma de decisión ante centros laterales.

Pero el crecimiento no es completo, aún persisten sombras que reclaman luz. Ocho goles recibidos desde fuera del área evidencian una pasividad en la realización de interceptaciones aún por corregir.

También las espaldas de la defensa siguen siendo territorio en disputa, donde la falta de respuesta en velocidad de reacción y ciertas dudas en la toma de decisiones hacen que el equipo sufra en las transiciones defensivas, expuesto a la verticalidad del rival.

En definitiva, un apasionante encuentro que late con el pulso de lo que de verdad importa, un acto de resistencia, de esperanza y de dignidad. Dos equipos, dos caminos y dos destinos entrelazados por la urgencia y la fe. Para los locales, el deseo de dilatar, una semana más, su permanencia matemática en la categoría y tratar de evitar la posibilidad de poner nombre a récords negativos históricos. Para los visitantes, continuar convirtiendo un abismo en cuesta, con pasos firmes. conscientes de que sus cifras no explican que aún habite en lugares que no hacen justicia a su merecimiento.

Pero el fútbol, como la vida, no siempre recompensa al que más lo merece, pero sí al que más insiste, al que cree, al que no se rinde, al que siempre termina consiguiendo el lugar que le pertenece, su sitio en el mundo.