
El conjunto maño iguala al Racing con dos únicas victorias en la segunda vuelta
03 may 2025 . Actualizado a las 17:03 h.Tanto en el deporte, como en la vida, las circunstancias pueden arrebatarnos un sueño, pero nunca las ganas de seguir soñando. Consumado un descenso anunciado para el Racing Club Ferrol desde hacía semanas, es momento de adaptarse a un nuevo contexto, de demostrar que ese amor verdadero que reina en la familia verde no solo resiste adversidades, sino que crece con ellas.
Es el momento de creer, con profunda convicción, que las páginas más felices de la historia de esta entidad, como las de muchas personas que la conforman, aún están en blanco y a la espera de ser escritas. El unánime e irrenunciable compromiso que se percibe en quienes guiaron este escudo hasta el fútbol profesional y las lágrimas, más nuestras que nunca, de quien lleva cosida en su piel la camisola verde desde los ocho años, marcan el camino a seguir.
En el primero de los cinco encuentros que restan para alcanzar esa fecha del 1 de junio, siempre asociada a inmejorables recuerdos, llega a nuestra ciudad un Real Zaragoza, un histórico herido con más preguntas que respuestas, con la urgencia de quien aún busca su identidad y cuya irregular trayectoria en la temporada convierte este partido en decisivo. El conjunto maño no ha logrado sobreponerse a la marcha de Víctor Fernández, su leyenda más viva y cuarto entrenador con más partidos dirigidos en la máxima categoría, sólo por detrás de Luis Aragonés, Jabo Irureta y Miguel Muñoz. Ni la etapa de Miguel Ángel Ramírez, con una única victoria en sus diez partidos al frente del equipo, ni el recién llegado Gabi Fernández, que aún no ha logrado puntuar a domicilio, han conseguido hacer olvidar al mito aragonés.
La errática marcha de la escuadra aragonesa queda reflejada en un dato revelador: dos únicas victorias en lo que llevamos de año, las mismas que nuestro Racing ha conseguido durante las dieciséis jornadas ya disputadas de la segunda vuelta del campeonato.
En el mercado invernal, los movimientos en la plantilla zaragocista fueron significativos. Las salidas de Sergio Bermejo, Marc Aguado e Iván Azón, su jugador más determinante durante la primera vuelta de campeonato, con destino al Como de la Serie A italiana, supusieron una merma en el rendimiento colectivo del conjunto aragonés. Las llegadas de Raúl Guti, Kervin Arriaga y Dani Gómez han aportado mayor solidez al centro del campo, pero no han logrado suplir el desequilibrio ofensivo ni la capacidad goleadora perdida con la marcha de Azón.
SISTEMA DE JUEGO
1-4-4-2 convertido en 1-4-1-4-1 en la última jornada
Desde su llegada, el técnico madrileño del conjunto maño apostó por el sistema de juego 1-4-4-2 que tan bien conoce, legado bien aprendido en su etapa de jugador bajo las órdenes de Simeone o de Marcelino García en su etapa como jugador del Real Zaragoza, con el inevitable recuerdo del último ascenso del club zaragocista a la máxima categoría. No obstante, en el último encuentro disputado y, posiblemente derivado del excelente momento de forma de su pivote defensivo, el hondureño Kervin Arriaga, o de la necesidad de encontrar nuevas vías ofensivas, Gabi cambio el libreto, optando por una estructura 1-4-1-4-1. En este nuevo Zaragoza, las rotaciones son constantes, reflejo del arduo trabajo de un técnico que busca de forma insaciable la mejor versión de su equipo, siendo habituales en el once titular de las últimas jornadas Gaëtan Poussin custodiando la portería, con la sorprendente presencia de Francho Serrano, habitual en la medular, en el lateral derecho, Lluis López o Bernardo Vital y Jair Amador como pareja de centrales con el diestro Iván Calero en el lateral izquierdo. El mencionado Kervin Arriaga equilibrando desde el pivote defensivo, con Raúl Guti y Ager Aketxe o Toni Moya unos metros por delante. Bandas para la velocidad y el descaro de Adu Ares y Adrián Liso o Pau Sans, con Mario Soberón como referencia ofensiva.
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— Real Zaragoza (@RealZaragoza) May 3, 2025
Protagonismo desde la llegada del nuevo técnico para Marcos Luna en el lateral diestro, Enrique Clemente en el perfil izquierdo del centro de la zaga, Dani Tasende en el lateral zurdo y una batería de delanteros formada por Samuel Bazdar, Dani Gómez y Alberto Marí que luchan por sumar minutos de juego. Completan el plantel, con un rol más secundario en este momento, el guardameta Joan Femenías, el central Sebastian Kosa, el lateral izquierdo Carlos Nieto y el lesionado Keidi Bare.
ESTILO DE JUEGO
Mayor solidez defensiva desde la llegada de Gabi
Con la llegada de Gabi Fernández al banquillo maño, el primer objetivo era claro: dotar de una solidez defensiva, que pusiera fin a la sangría goleadora recibida en contra, a un conjunto desbordado, superado y convertido en el tercero más goleado del campeonato, sólo por detrás de las dos escuadras que ya han sellado su descenso de categoría. Sus primeras decisiones no tardaron en llegar, abandonando cualquier romanticismo y apostando por un plan tan crudo como necesario: bloque medio-bajo, líneas muy juntas, espacios reducidos y la iniciativa cedida al rival, buscando que la calma defensiva precediera a la tormenta ofensiva. Una evidencia aclarada por los porcentajes de posesión en sus dos primeros encuentros, inferiores al cuarenta por ciento, y de resultados que no acompañaron.
Pero el fútbol, como la vida, exige evolución y, con el paso de las jornadas Gabi Fernández comenzó a introducir matices, ajustes y señales de una idea en construcción. Con ello, el Zaragoza empezó a ganar metros, a estirarse, a querer más el balón y aunque las victorias se resisten, ante rivales como Levante y Huesca el equipo superó en posesión al rival y mostró una mejor versión ofensiva.
Seis de los siete tantos conseguidos desde la llegada de Gabi Fernández derivados de acciones de estrategia con la totalidad de goles marcados en la segunda parte de los encuentros, constituyen evidencias de un equipo que aprieta donde duele y que no se rinde hasta el final.
En acciones de ataque posicional, tratan de ensanchar el campo, haciendo progresar su juego por bandas, activando a sus laterales ofensivos para tratar de generar superioridades en sector exterior para nutrir de centros laterales el área adversaria, donde es común observar hasta a cuatro jugadores en zona de finalización, aspecto del juego que dominan con criterio y una insistencia que promete premio en las jornadas que restan.
No obstante, el marcado carácter ofensivo de los laterales, con reconversión a esta posición de jugadores pertenecientes a líneas más adelantadas, como es el caso de Francho Serrano, genera cierto desequilibrio ante pérdidas de balón, mostrando los maños dificultades en la toma de decisiones en transiciones defensivas, con la creación de inmensos espacios de juego en favor de sus adversarios.
FASE OFENSIVA
Letales en estrategias y disparos desde fuera del área
En fase ofensiva, el Zaragoza se mueve entre luces y sombras. La brillantez mostrada en acciones de estrategia , donde ha demostrado una contundencia y determinación digna de elogio, se apaga cuando el balón rueda en ataque posicional. Ahí el equipo se vuelve previsible, repite patrones y aparecen decisiones mejorables, con errores, dudas y ocasiones que se diluyen.
Sin embargo, sí hay un arma que afilan con acierto: los disparos lejanos. Con nueve tantos conseguidos desde fuera del área, lideran esta estadística en la categoría, faceta que prodigan con asiduidad y en la que muestran efectividad gracias a la potencia, confianza y precisión de varios de sus jugadores.
En aspectos individuales, Gabi Fernández se ha entregado a una tarea tan difícil como admirable, rescatar versiones olvidadas y recuperar futbolistas que un día brillaron con otra camiseta pero que hoy buscan reencontrarse. Conoce su potencial, sabe lo que son capaces de ofrecer y trabaja cada día con la convicción de hacer resurgir ese fuego que arde dentro de ellos para recordarles quiénes fueron y convencerles de que aún pueden serlo.
FASE DEFENSIVA
Fragilidad en las transiciones defensivas
En el aspecto defensivo, pese a las jornadas disputadas, el conjunto maño continúa buscando su equilibrio, no habiéndose logrado corregir aún la vulnerabilidad mostrada en las transiciones defensivas. El compromiso ofensivo de los jugadores de banda deja al descubierto zonas sensibles en forma de amplios espacios de juego a sus oponentes, lo que unido a la sensación de comodidad en los repliegues que transmiten algunos de sus futbolistas y a la falta de respuesta en velocidad de alguno de sus centrales al ser encarados por veloces conducciones de sus adversarios o ante balones jugados a sus espaldas constituyen puertas abiertas por las que los rivales no han dudado en entrar.
Asimismo, pese a contar con centrales sólidos en el juego aéreo, ante centros laterales y en algunas acciones de estrategia adoptan decisiones erróneas, carentes de la concentración necesaria en el seguimiento de marcajes individuales. Mejorable la vigilancia de espacios en el interior de su propia área al ser sorprendidos con demasiada frecuencia por adversarios que irrumpen desde segunda línea sin ser detectados.
Y algo más que preocupa en el conjunto aragonés es una inmadurez inesperada e impropia de la categoría, al volver a aparecer en sus encuentros frente a Levante y Racing de Santander, un patrón que se repite: la comisión de infracciones innecesarias dentro del propio área en acciones sin aparente peligro, que terminan penalizando con dureza y que constituyen señales de un equipo que, en ocasiones, parece no creerse todo lo que se está jugando.
En definitiva , un encuentro entre el talento, el físico y la intención de un Zaragoza en reconstrucción, herido pero con orgullo, que se juega mucho ante un Racing de Ferrol que ya ha iniciado la cuenta atrás para su regreso al fútbol no profesional y que volverá a mostrar lo que nunca ha dejado de tener: su alma, su escudo y su gente, porque cuando el corazón late por un escudo un descenso constituye solo un capítulo, no el final de ese libro cuyas páginas más gloriosas y de mayor felicidad están aún en blanco, pendientes de ser escritas….