El efecto Dacosta impulsa al Racing en su empate frente a la Ponferradina (1-1)

Con un nuevo gol tempranero en contra, que evidencia que queda tela por cortar, el Racing Club Ferrol encontró en el extremo Raúl Dacosta la oleada de calidad individual que necesitaba para sellar las tablas frente a la Ponferradina (1-1), en la segunda mitad,  en un duelo de igual a igual en A Gándara.

1-1 | 90' ?? Remata o encontró con igualada no marcador

Foi un pracer tervos por Ferrol, amigos da @SDP_1922

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— Racing Club Ferrol (@racingferrolsad) August 16, 2025

Con el margen de probaturas veraniegas menguando a la par que la longitud de los días, para los de Pablo López en A Gándara. Y con algo más de 450 minutos de rodaje previo y solo dos semanas para pasar del fogueo al fuego real de Primera Federación, tocaba ya a la fragata verde ofrecer un ejercicio de madurez frente a un igual como la Ponferradina de Fernando Estévez.

Así lo ejemplificó el preparador con un once con aroma a gala. Después de un arranque con más presencia berciana en zona de peligro, cazaba Pascu un balón muerto en la medular para servir un caramelo a Escobar que animaba el cotarro. A la espalda, para variar, trataba de hacer herida la Ponfe y en un rechace llegaba el primer aviso. No fue a la primera, hubo que esperar a la segunda para que Ferrer adelantase a los suyos con un disparo a bocajarro pese a las peticiones de fuera de juego de los locales. Una vez más, los primeros minutos jugaban en contra.

Respondía Álvaro Juan haciendo la guerra por su cuenta y forzando un saque de esquina, que reactivaba a la grada. Ganaba enteros el cuadro naval, que en una internada de Pascu forzaba la estirada de Prieto y, pese al marcador desfavorable, el fútbol afloraba en A Gándara. Toque, movilidad y entendimiento de un Racing que empezaba a encontrar a gente con duende como Jairo Noriega, que acabó topando con la madera al filo del veinte. Justo después de la consabida pausa de hidratación, se dolía Cortés de un contacto de Zalaya en las costillas y el colegiado detenía el juego. 

No evitaba el paréntesis que los de Pablo López siguiesen mandando en dominio del balón. La enésima cabriola de Álvaro Juan fue repelida por la zaga berciana, casi con el primer asalto consumido. Y, sin tiempo para la igualada, decretaba el colegiado el tiempo de descanso.

Efecto Dacosta

Agitó más el árbol Fernando Estévez que Pablo López, que solo cambió a Pascu de banda e introdujo a Dacosta en detrimento de Álvaro Juan. Disparó primero la Ponfe, con un remate de Benito que repelió Parera en un ejercicio de reflejos. No obstante, haciendo justicia de lo exhibido en el verde, Dacosta selló el empate con un disparo de categoría antes de la hora de juego y la energía se contagió a un Racing que, por mediación de Escobar, coqueteó con el segundo tanto.

Superado el sesenta, volvieron a mover ficha ambos técnicos y el duelo adquirió energías renovadas. Volvió a acechar la Ponfe el arco guardado en esta segunda parte por César Fernández en este tramo del segundo asalto. No se detuvieron las rotaciones y los ajustes en ambos banquillos y, a falta de poco más diez, se afanaban los de Pablo López en tratar de brindar una victoria a la marea verde, con Azael como punta de lanza.

Se trasladó el fuelle al cuadro berciano pasado el arreón del cuadro naval, con un Esquerdo tocado por un golpe en la nariz, que empujaba para encerrar al Racing. Y, tanto va el cántaro a la fuente, que se plantó Borja Valle solo en la frontal del área y solo la madera evitó el drama. Para más inri, le cayó el rechace a Benito y le tocó a César obrar la atajada. Pidió finalmente papas Esquerdo, que continuaba pingando por la nariz, a falta de solo un para el 90 y, con la entrada de Korka, decretó el colegiado un final salomónico en A Gándara. El efecto Dacosta impulsó a un Racing que empieza a dar muestras de que hay material para construir un buque resistente a la marejada de Primera Federación. 

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