El aplazamiento del Real Madrid Castilla- Racing Club Ferrol, entre la legalidad y la inmoralidad
OPA RACING

La resolución del Juez Único de Competición confunde ambos términos
05 sep 2025 . Actualizado a las 19:50 h.La resolución del Juez Único de Competición, en relación al aplazamiento del encuentro a disputar entre Real Madrid Castilla y Racing Club de Ferrol, confunde legalidad con inmoralidad.
El artículo 262.3 del Reglamento General de la Real Federación Española de Fútbol establece: «En ningún caso podrán invocar los clubes como fuerza mayor para solicitar suspensión y aplazamiento de un encuentro la circunstancia de no poder alinear a determinados/as futbolistas por estar sujetos a suspensión federativa, por padecer enfermedad o lesión o por haber sido llamados a intervenir en sus selecciones nacionales. Sí se considerará, en cambio, como fuerza mayor, el hecho de que ,por circunstancias imprevisibles causen baja, simultáneamente, un número de futbolistas que reduzca la plantilla a menos de once».
Unas circunstancias presentadas como imprevisibles, determinantes en la resolución, que terminan desdibujándose en un velo de opacidad cuando la entidad madridista alega la disponibilidad de tan solo diez jugadores para la disputa del encuentro. Sin embargo, al alzar la mirada sobre los hechos, se advierte con nitidez que no se agotaron todas las vías posibles que permitirían , con rigor, calificar dichas circunstancias como realmente imprevisibles.
La realidad lo visibiliza con claridad: la plantilla blanca cuenta, únicamente, con veintidós jugadores, renunciando voluntariamente a completar las veinticinco licencias que permite el Artículo 22.1 de las Normas Reguladoras y Bases de Competición del Campeonato Nacional de Liga en Primera Federación. A ello se suma la peculiar elección de inscribir a tres guardametas (un exceso escasamente entendible en una plantilla tan corta) y el incierto encaje normativo de la inclusión de Franco Mastantuono entre sus licencias.
Todo ello nos lleva, inevitablemente, a concluir que la pretendida imprevisibilidad es más un espejismo que una verdad, una construcción muy alejada de la realidad que se pretende defender.
Una resolución que arroja también sombras sobre el Racing de Ferrol, cuya voz en las alegaciones se pierde en la confusión entre relación de filialidad y de dependencia. Un error tan grave como impropio en una entidad que, apenas unos meses atrás, respiraba el aire exigente de la competición profesional. Una bofetada de realidad por parte del Juez Único de Competición que proyecta una imagen como club alejada de la posición y el criterio que tiene que defender con firmeza tanto en los terrenos de juego, como en los despachos
En definitiva, la grandeza de una entidad no se mide únicamente por sus títulos o por su historia, sino por el respeto inquebrantable hacia las competiciones en que participan. Y mientras los grandes clubes de nuestro país insistan en caminar de espaldas a esa grandeza que debiera honrarles en cada gesto de su gestión, los aficionados seguirán buscando refugio en el calor cercano de su referente más próximo. Ferrol, Carballiño y tantas otras ciudades pueden dar fe de ello. Resulta doloroso constatar como dirigentes elevados por el murmullo complaciente de sus palmeros aduladores, se convierten a sí mismos en seres superiores, cuando, en realidad, cada paso que dan les aleja más de aquella grandeza que un día convirtieron a sus entidades en modelo y orgullo.
La competición acaba de levantar el telón y la polémica ya se ha instalado en el escenario. Y en el horizonte inmediato del 27 de septiembre asoma el inicio del Mundial sub-20 en Chile….la verdadera controversia no ha hecho más que comenzar.