Álvaro Peña, estratega de guante verde en el Racing Club Ferrol

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

OPA RACING

JORGE ROPERO LOF

El vasco, que ya dejó su huella a balón parado en la primera jornada, volvió a resultar decisivo para sellar la primera victoria a domicilio

18 sep 2025 . Actualizado a las 15:51 h.

Como Cary Grant en Atrapa a un ladrón. Buena planta, saber estar y un guante en la bota. De los que te la colocan en el sitio exacto y en el momento preciso. Con puntualidad británica la colgó el vasco en el 50 para que Pascu se estrenase como goleador del Racing Club Ferrol, que encadena ya dos dianas a balón parado.

La otra, que cabeceó Zalaya en el segundo palo frente al Talavera, también la puso con mimo el estratega de Lezama de un saque de falta. Y, para más señas, antes de eso ya había dado muestras de su talento con un lanzamiento previo que fue anulado por el colegiado y en el que, en un alarde de la variedad de registro, el cuero del mediocampista fue dirigido al primer palo. Dos asistencias en tres partidos avalan su talento innato para hacer aparecer y desaparecer el cuero y ubicarlo donde más le conviene. Además, de un lanzamiento suyó nació la volea magistral de Álvaro Juan frente a la Ponfe. Un prestidigitador del balón parado que está resultado vital para birlarle puntos a rivales llamados a ocupar la parte alta y rascar triunfos de esos que, a la larga, pueden marcar diferencias.

El telón acaba todavía de levantarse. Es pronto para designar ídolos y etiquetar antes de tiempo, pero Álvaro Peña es el mayor ejemplo de que el fútbol, por muy moderno que sea, es impredecible.

La pasada campaña se dotó la fragata verde de una legión jugadores de envergadura, con la mirada puesta en sacar rédito al balón parado. Los números finales acabaron mojando el papel inicial con un registro rácano en el que se finalizaba mucho y se anotaba poco. Muy poco.

Apeló, en primer lugar Cristóbal, al potencial —que se quedó en eso— en acciones de estrategia. Y, posteriormente, trató de aleccionar Menéndez recordando que el balón hay que «ponerlo con música». Como si uno estuviese «tocando el violín». La melodía teórica nunca llegó a ser audible en la práctica y, con el curso acabado y los deberes sin hacer, arrancó un tiempo nuevo. Y, sin la obsesión por dotarse de efectivos que sumasen centímetros, apareció Álvaro Peña con un guante verde enfundado en el pie para dejar patente que, más allá de las condiciones de los rematadores, la estrategia y la visión cuentan mucho. Y el mediocentro junto al segundo entrenador David Pérez —encargado de la estrategia— se erigen ya como los grandes ladrones de puntos cuando el balón se detiene.