
A pesar de la polémica y del calor de narices, se dio el milagro de los panes y los peces del racinguismo en Valdebebas
17 sep 2025 . Actualizado a las 04:29 h.Tan poco era para tanto, aunque el campo tenga número de preso. Algunos comentarios en redes parecían indicar que la tripulación de la fragata verde, más que jugar en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, acabaría prisionera en el Stalag Luft III, la famosa cárcel de oficiales polaca de La Gran Evasión, pero no.
De hecho, en este campo que ahora nos parece tan poca cosa, es donde el filial merengue jugaba sus partidos antes de la construcción del estadio Alfredo Di Stefano. Recuerdo haber ido a un Castilla - Eibar de Segunda División, aunque más que a ver el partido fui a ver al árbitro, el eumés Ignacio Iglesias Villanueva.
Pero no culpemos a las huestes de don Florentino, ellos también han sido muy perjudicados por la demencial toma de decisiones del Juez Único de Competiciones No Profesionales de la RFEF. El capricho del susodicho «¿responsable?» resultó no solo en el cambio del horario de dos partidos y obligar al Real Madrid a hacer encaje de bolillos con sus campos, sino que condenó a que un partido súper top de Primera Federación se jugase a unos bochornosos 35 grados. Desde su primera decisión, quedó claro que la historia de este partido habría de ir de vodevil a bochorno.
Decía en la grada algún veterano que el racinguismo te endurece, que los muchos grados de Valdebebas parecían una brisa fresca comparados con el infierno del día del ascenso en Jaén. Sea cierto o no, hacía un calor tan insoportable que deseaba que el Juez Único hubiese venido a ver el partido con nosotros en esa grada sin ninguna sombra. Quizás vino de incógnito y se dio cuenta de que si las cinco de la tarde en Madrid en noviembre pueden ser una hora ideal para jugar al fútbol, a la misma hora en septiembre hace un calor de narices.
Aun así, se dio el milagro de los panes y los peces del racinguismo. No sé cómo, pero las 50 invitaciones que dicen que recibió el club se multiplicaron por cuatro, pues éramos 200 los que, mayoritariamente vestidos de verde, disfrutamos de una victoria trabajadísima. Se echó de menos el bullicio de A Malata, pero las dos peñas capitalinas, La Castiza y La Naval del Jarama, estuvieron presentes para apoyar en su camino a la victoria a esta nueva generación de fogosos diablillos, que decía la letra del himno del Padre Fanego.
Y lo cierto es que el equipo de Pablo López pinta bien y respondió, así que pasamos un calor de narices, pero salimos felices con tres puntos más en la buchaca.
Ficha del opinante:
José Antonio Cachaza (Ferrol, 1966) es Consultor en Márketing Deportivo. Ha sido Director General de LALIGA en el Subcontinente Indio; Director de Desarrollo de Negocio del Málaga CF; Country Manager de PokerStars España y Director de Marketing y Derechos Audiovisuales de Santa Monica Sports / RFEF. Asistió al partido disputado en el campo 7.