Arenas Club, un histórico que despierta con ganas de soñar

Emilio Rosanes

OPA RACING

ARENAS CLUB GETXO

El conjunto vasco pendiente de sumar sus primeros puntos como visitante esta temporada

17 oct 2025 . Actualizado a las 17:06 h.

Cuarta victoria, con tercera remontada incluida, en la última jornada para una fragata racinguista que navega firme, con las velas henchidas de ilusión y que ha ganado el derecho a soñar al depender únicamente de sí misma para alcanzar el puerto soñado de campeonar en la categoría y ascender sin sobresaltos.

Catorce puntos en siete encuentros, un botín que no se explica solo con números, sino con fe, entrega y corazón. Una travesía que nos iguala al mágico ascenso de la nave dirigida por Luis César en 2004, supera en un punto a la inolvidable tripulación capitaneada por Arteche en el 2000 y supera, con ocho puntos de ventaja, la hazaña correspondiente al ascenso del 2007 bajo el mando de los Veiga. Pruebas irrefutables de la constancia y el carácter de esta escuadra que, bajo el timón del ingeniero Pablo López, surca el mar de la categoría con rumbo fijo hacia la gloria.

Alcanzamos la octava etapa de este maravilloso viaje, en la que el viento nos trae la visita del Arenas Club de Getxo, un rival de abolengo, un histórico que lleva en su escudo la dignidad de ser el club más longevo de la categoría. Ningún equipo de los que compiten en el campeonato pueden presumir de una Copa del Rey, conquistada en 1919, ni de haber sido uno de los diez pioneros en la primera edición del Campeonato Nacional de Liga de 1929, Su historia, brillante en la cúspide de nuestro fútbol, se vio truncada, como tantas otras, por la amarga irrupción de la Guerra Civil, que desterró al conjunto vasco de las dos primeras categorías. Desde entonces, ocho largas décadas de peregrinaje por categorías más modestas y de lucha incesante por recuperar ese lugar que en el pasado le perteneció.

Con Ibai Gómez en el banquillo, hoy timonel de un Andorra que acaricia las plazas de promoción a la élite, el conjunto getxotarra firmó la pasada campaña un curso de ensueño, culminado con un merecido y ansiado ascenso a Primera RFEF. El timón del navío rojinegro ha quedado ahora en manos de Jon Erice, hijo pródigo que regresa a tierras vascas tras travesías poco afortunadas en Rayo Majadahonda y Recreativo Granada. Su retorno, unido a su conocimiento y capacidad de trabajo, está cargado de la esperanza de devolver al Arenas la estabilidad y la garra que exige su historia.

En este arranque de campeonato, el viejo club de Gobela ha mostrado firmeza en su feudo, evidenciada en dos victorias y dos empates sobre un césped artificial que ha sido su refugio, amparado por la moratoria que concede la normativa para equipos recién ascendidos. Los tres desplazamientos suman tres derrotas, con un doloroso balance de siete tantos encajados por tan solo uno marcado. Una losa que los ha empujado hasta la decimoquinta posición, rozando los abismos de descenso.

Un Arenas que combina el orgullo de su pasado con la crudeza de un presente que le exige remar a contracorriente. Un rival herido, pero nunca rendido, que buscará en cada jornada el rugido de su historia para volver a levantar la proa hacia aguas más nobles.

La brillante temporada pasada de los vascos tuvo un precio inevitable con la promoción de varios de sus baluartes hacia destinos, en apariencia, más competitivos. El guardián del arco, Iker Galindo, partió rumbo al Bilbao Athletic; Ánder Varona puso proa hacia el segundo equipo alavesista; Ibon Badiola emprendió viaje al Atlético Malagueño; Alejandro Ibarrondo zarpó hacia el Eldense y Aitor Uzkudun, fiel escudero, acompañó a Ibai Gómez en su travesía hacia Andorra, despedidas que dejaron un vacío, pero también la certeza de que el Arenas es cantera de futuro, una escuela de hombres llamados a crecer.

De ese relevo obligado nació un nuevo proyecto rojinegro. Diez piezas renovadas como mástiles firmes, la promoción al primer equipo del joven mediocentro Ánder Honrado, surgido del corazón de la cantera, y un elenco de incororaciones que aportan savia fresca. A la portería llega Oier Gastesi, desde Bilbao Athletic, dispuesto a custodiar los palos como último bastión. En la línea de retaguardia aterrizan Santi Borikó, desde Castellón, Christian Mutilva, desde Osasuna “B” y Pablo García, desde Elche Ilicitano. La sala de máquinas se viste de talento con la llegada de Adrián Verde desde Valladolid “B”, mientras las alas del navío reciben el impulso de Ángel Troncho, procedente del Eibar, Carlos Mattheus, tras su aventura italiana en el Ternana, Julen Lartitegui, cedido por el Alavés y Baba Diocou, curtido en la cantera madriddita y cedido por el Tenerife. Y en la proa, donde late el corazón del gol, se confía en un dueto ilusionante: la juventud desatada de Jorge Luis Rodríguez, cedido por el Betis y hambriento de gloria, y la sabia veteranía de Álvaro Vázquez, llegado desde Linares y con más de ciento cincuenta batallas libradas en la máxima categoría del fútbol español.

Una acertadísima alquimia de veteranía con sentimiento de pertenencia y de juventud con hambre infinita, dispuesta a devorar el mundo y cumplir el eterno sueño de seguir escalando peldaños en este deporte maravilloso que no entiende de límites, solo de pasión.

SISTEMA DE JUEGO

Alternando el 1-4-2-3-1 con el 1-5-4-1

El técnico navarro del conjunto rojinegro ha alternado en estas primeras jornadas de campeonato dos sistemas de juego, con el 1-4-2-3-1 como estandarte principal, aunque no ha dudado en mutar, incluso en pleno combate, hacia un 1-5-4-1, obligado por la carencia en plantilla de un lateral derecho puro, Esta circunstancia ha llevado a que jugadores como Santi Borikó y Jon Sillero, guardianes del eje defensivo, tengan que abrirse hacia esa orilla, o que el incansable Urko Collado asuma funciones de carrilero, lejos del área enemiga donde, la pasada campaña, dejó su huella con trece dianas que lo consagraron como máximo artillero del conjunto vasco.

Con esta variante y tomando como brújula el sistema inicial, el once tipo se dibuja con Oier Gastesi o Anartz Peña defendiendo la portería, en una alternancia que refleja la competitividad bajo palos, pues ninguno ha encadenado más de tres encuentros consecutivos, En la retaguardia, Santi Borikó suele ocupar el lateral derecho, el eje central se sostiene con la fiabilidad de Jon Sillero y Paul Álvarez, mientras que el recorrido de Eneko Zabaleta se proyecta por el costado izquierdo.

La sala de máquinas, inmutable y firme, mantiene el pulso del equipo con la presencia de Mikel Zabala y Adrián Verde, dos brújulas que equilibran la nave. En las bandas, laten dos corazones distintos, pero complementarios, con la determinación de Urko Collado en derecha y la velocidad felina de Baba Diocou por banda izquierda, ambos arropados por la magia creativa de Álex Hidalgo en la media punta. Por último, en vanguardia, donde todo se decide, el joven Jorge Luis Rodríguez comienza a reclamar los focos, ganando protagonismo frente a la experiencia curtida de Álvaro Vázquez. Un contraste de referencias ofensivas que refleja el alma del Arenas, esa simbiosis de juventud con hambre de gloria y veteranía con el peso de la historia.

En el último combate liguero, todas las miradas se detuvieron en un movimiento inesperado, al ocupar la posición de mediocentro el central Christian Mutilva. Una apuesta valiente, en detrimento del mediapunta habitual, que terminó por revelarse como un acierto mayúsculo. Su brillante capacidad de recuperación, su fiereza en cada duelo y su jerarquía en el juego aéreo otorgaron al conjunto vasco una solidez desconocida hasta entonces, blindando la parcela central del terreno de juego. Una actuación que puede ser la llave que le abra las puertas de la titularidad en esta nueva e inhabitual demarcación.

La columna vertebral del equipo se ha visto reforzada con la aportación de los centrales Gálder Herranz y Pablo García, que han aparecido en el once inicial cuando la estrategia ha apostado por el sistema de tres centrales. En alas, el sacrificio y la polivalencia de Julen Lartitegui y Carlos Mattheus han aportado aire fresco, sosteniendo al bloque y respaldando con lealtad a la referencia ofensiva.

Mientras tanto, otros nombres esperan su momento para brillar. Con menor carga de minutos pero con el hambre intacta, Ángel Troncho, Ánder Honrado, Fabián Messina y Ánder Sustatxa aguardan la oportunidad para reivindicarse.

FASE OFENSIVA

Determinante la velocidad de Baba Diocou

En fase ofensiva, el conjunto rojinegro se lanza al abordaje con un juego combinativo que desemboca en la velocidad y verticalidad de sus ataques. Es la valiente apuesta del técnico Jon Erice, un plan de riesgo que exige precisión y fe. Pero la osadía tiene su precio, ya que las limitaciones técnicas de algunos de sus hombres han derivado en pérdidas de balón peligrosas en su propio terreno de juego, castigo que rivales con presión ordenada han sabido transformar en dagas, como ocurrió en la visita a Barakaldo.

En acciones de ataque posicional, los areneros buscan profundidad por los costados, donde brilla con luz propia Eneko Zabaleta en banda izquierda. Su constante presencia ofensiva multiplica opciones, genera superioridades y abre grietas difíciles de cerrar por la zaga rival.

No temen a probar fortuna desde la distancia, de forma que el disparo lejano es un arma que manejan con maestría. Julen Lartitegui, Álex Hidalgo y el propio Eneko Zabaleta han demostrado que, desde fuera del área, pueden cambiar el destino de un partido con un latigazo certero.

En acciones de estrategia ofensiva, el Arenas no especula, incorporando con valentía a un buen número de efectivos al remate, confiando en el poderoso juego aéreo de sus guerreros. No es un detalle menor, ya que resultó decisivo en la victoria de la primera jornada, donde el gol en el último suspiro supo a epopeya.

Cuando el rival pierde el balón y se abre la posibilidad de correr, el conjunto rojinegro desata su mayor virtud, la transición ofensiva. Aquí emerge, imponente, Baba Diocou, su jugador más determinante. Tres goles llevan ya su firma, pero lo que le hace único es su autoridad en los duelos uno contra uno, donde se muestra rápido, eléctrico e imparable. Pese a su juventud, demuestra en cada duelo que es un futbolista de otro nivel, destinado a escenarios mayores, pero hoy al servicio del sueño rojinegro.

FASE DEFENSIVA

Escasa contundencia defensiva ante centros laterales

En fase defensiva, el conjunto vasco refleja con nitidez el ADN. de su técnico Jon Erice: valentía, ambición y la convicción de que el mejor modo de protegerse es atacar al rival en su propio terreno de juego. El equipo se adelanta, se planta con coraje en campo enemigo y despliega una óptima presión sobre la salida de balón del adversario. Tras pérdida de balón, la reacción es inmediata, con intensidad, activación y un esfuerzo colectivo que no entiende de reservas. Un despliegue que resultó determinante en la victoria frente a Unionistas.

Pero no todo es solidez. En las acciones de estrategia defensiva, el Arenas sufre, manifestando dudas en la toma de decisiones, falta de contundencia en duelos individuales y concesiones de segundas jugadas en el interior de su propia área.

Debilidades que han contribuido a que la portería rojinegra haya sido vulnerada en más ocasiones de las deseadas. A ello se suma la fragilidad mostrada ante centros laterales, ejecutados con demasiada comodidad por sus adversarios y con un seguimiento irregular en los marcajes, que generan espacios prohibidos en el corazón de su propia área.

Esta falta de jerarquía en las acciones en propia área se ve aún más comprometida por las inseguridades de sus guardametas en las salidas a balones aéreos, aspecto en el que la juventud o la falta de centímetros pudieran ser causas de errores que debieran convertirse en lecciones aprendidas y jamás en excusas.

Asimismo, presentan margen de mejora en la realización de interceptaciones ante disparos de rivales, en la velocidad de desplazamiento ante balones jugados a espaldas de sus centrales, lo que les confiere vulnerabilidad en las transiciones defensivas, y en el equilibrio de distancias entre lateral y central de un mismo perfil. Carencias que se hacen más visibles en terrenos de juego amplios, como ocurrió en Balaídos, que en el refugio estrecho y combativo del Municipal de Gobela.

Por otro lado, como si el destino quisiera poner a prueba su temple, este equipo, que no se caracteriza por un exceso de virulencia en los lances, lidera el ranking de expulsiones en este inicio de campeonato, al emplearse con acciones a destiempo y sufrir desconexiones puntuales que deben ser corregidas con la concentración y la madurez necesarias.

En definitiva, nos espera un duelo entre dos conjuntos bañados por el mismo mar, pero que navegan en olas diferentes. Para los visitantes, este encuentro representa un paso más en el despertar de su historia, la oportunidad de seguir construyendo un camino de regreso hacia la grandeza que un día habitaron, mientras que para los locales, supone el reto de transmitir a su afición la ilusión y el excelente estado de ánimo derivado del regreso a la senda de la victoria.

Porque, como recuerda el maestro Marcelo Bielsa, tanto en el deporte como en la vida, el estado de ánimo es el motor que hace aflorar las virtudes más nobles, esas que engrandecen al deportista y al ser humano por igual.

Será, pues, bastante más que un partido: una batalla con aroma de pasado y promesa de futuro, un choque donde cada balón llevará consigo la memoria, la ilusión y la esperanza de dos escudos que jamás se rinden ante la marea.