FEDERICO ABASCAL
26 dic 2000 . Actualizado a las 06:00 h.Si disponiendo de un punto de apoyo puede moverse el mundo con una palanca, controlando una televisión es fácil realizar toda suerte de magias políticas. La EITB, cadena pública de televisión vasca, ha hecho magia de escamoteo con el mensaje de Navidad del Rey, al no incluirlo en su programa mediante el ingenioso ardid de situar al director del ente por encima de una decisión del Parlamento. Esa hechicería de contrainformación ha irritado a los partidos de ámbito estatal hasta el punto de que el PP exigió ayer por vía legislativa el cese fulminante del hechicero, de presumible obediencia nacionalista. Y el PSOE ha añadido también berrinche calificando de «intolerable» la no transmisión del mensaje real, que debería ser explicada en el ámbito parlamentario por el responsable de la decisión, Andoni Ortuzar. Todo encaja perfectamente en la actual situación política, manifiestamente mejorable, del País Vasco, pero el asunto pertenecería menos a la política que a la cortesía social. Se haya saltado, por propia o ajena voluntad, el director de EITB una orden parlamentaria, haya actuado de acuerdo a sus ideas sobre la información o a las de sus mentores, partidarios tal vez de algún tipo de desinformación, el hecho es que estamos ante un acto de zafiedad profesional o de simple chabacanería informativa/desinformativa, por otra parte estéril, pues el resto de televisiones privadas y públicas transmitieron en directo el mensaje real. No es arriesgado suponer, en sintonía con quienes lamentan la decisión de EITB, que el director de esta cadena habría atendido favorablemente indicaciones o presiones de altas o medianas esferas del PNV para revelar de una forma ostensible la animosidad nacionalista contra el Estado, representado en este caso por su más alta institución. Lo cual tiene una innegable lectura política, y así lo ha leído la mayoría de las fuerzas democráticas, pero resulta imposible ocultar la interpretación del hecho como un gesto de incomprensible ordinariez social.