El retorno del monstruo

OPINIÓN

30 may 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

EL JUEVES por la mañana, Luis del Olmo le preguntaba al jefe del Gobierno qué pensaba sobre la situación de ETA. Quería saber, supongo, algo sobre su capacidad operativa o los planes de tregua. José María Aznar dio una respuesta política. Algo así como: estará preparando lo peor que podamos imaginar. Y era verdad. Hace unos días, se informó a los vecinos de Sangüesa de que ayer podrían renovar su carné de identidad: un equipo de la policía estaría a su disposición. Los terroristas lo supieron y tuvieron agilidad y medios suficientes para el atentado. Llevábamos 110 días sin un crimen etarra. Casi cuatro meses es un tiempo largo, hermosamente largo, que nos hizo soñar con la debilidad de la banda. En ese plazo se ha ilegalizado Batasuna. Ha continuado el acoso policial. Se ha desmantelado su aparato político y financiero. Y, sobre todo, no se ha producido esa temida reacción del animal herido. Incluso hemos vivido la primera campaña electoral sin sangre; con mucha presencia etarra, pero sin sangre. Ilusión: el fin del terrorismo podía estar próximo. Desgraciadamente, donde hay un criminal dispuesto a matar, se puede cometer un crimen. El viejo principio jurídico se ha vuelto a imponer sobre los sueños. ¿Tiene algún sentido esa bomba-lapa de ayer? ¡Y qué sentido va a tener! Solamente uno: demostrar que siguen ahí y que conservan su capacidad de golpear. Ni treguas, ni repliegues tácticos, ni jugadas estratégicas . Nada. En la primera oportunidad que tienen para poner una bomba, la ponen. Si no la han puesto antes, hay que pensar que no han podido hacerlo. Y quizá son quienes han robado las 300 pistolas en Francia. Nada ha cambiado. Mientras tanto, su brazo político en el Parlamento Vasco sigue sin ser disuelto por el señor Atutxa. Ayer se guardaron tres minutos de silencio, pero se han dicho frases con tonos que a muchos ciudadanos pueden haberles sonado a legitimación de la violencia. Por lo menos, a tolerancia. En esos dobles juegos se sustenta la presencia de ETA. Una presencia que ayer sonó como el retorno del monstruo.