Claves del caos urbanístico

| XAQUÍN ÁLVAREZ CORBACHO |

OPINIÓN

30 sep 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

EL URBANISMO es una dimensión estratégica de la política municipal que en Galicia alcanza, por acción y omisión, cotas insufribles. En general, los municipios gallegos no asocian urbanismo a proyecto de ciudad o de convivencia. Tampoco asumen el planeamiento de desarrollo con gestión del suelo y de la vivienda, permaneciendo ausentes en lo que atañe a la disciplina urbanística. Redimir el urbanismo gallego mediante la expresión feísmo no parece muy acertado e incluso produce desorientación. Los problemas de fondo son aquí de incumplimiento normativo generalizado, de escapismo consciente de las administraciones responsables y de una obsesión enfermiza por la generación de rentas urbanas. Es cierto que el feísmo se puede relacionar con la anarquía constructiva, con los espacios cutres, con una insensibilidad estética sin límites aparentes o con pautas culturales escasamente evolucionadas. Pero el desorden urbanístico de Galicia es otra cosa. Es una cuestión diferente y más grave. El planeamiento urbanístico constituye una actividad básica, clave, de la política municipal. Ordena la convivencia en el territorio, diseña los sistemas generales, incorpora elementos de interés general en la propiedad del suelo, protege el medio ambiente y el patrimonio cultural. Naturalmente, el urbanismo no lo es todo en la política municipal, pero representa sin duda el núcleo duro de la misma. Sin planeamiento , los municipios son como pollos sin cabeza, como burocracias sin alma ni objetivos. Muy poca cosa. Y este drama sacude a Galicia. El urbanismo gallego se reduce, con excesiva frecuencia, a un conjunto de ordenanzas incómodas sometidas a permanente transgresión. Un urbanismo que no inspira la política y las inversiones locales, que armoniza mal los intereses individuales y colectivos, que ignora el patrimonio municipal del suelo y que atiende a ciudadanos no inocentes. Y así  vamos hasta la ruina final. Sin hacer país. Sin exigir responsabilidades.