Sostiene la Constitución

| XAQUÍN ÁLVAREZ CORBACHO |

OPINIÓN

01 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

DICE la Constitución: Todos debéis contribuir al sostenimiento del gasto público de acuerdo con vuestra capacidad económica, mediante un sistema tributario justo, inspirado en los principios de igualdad y progresividad (artículo 31.1). Y responden los hechos: «Pues vamos mal, Constitución, porque el deterioro tributario es galopante. Fíjate, a fuerza de cambios y zurcidos, el IRPF es casi un impuesto sobre el trabajo y el grueso de su progresividad la soportan sólo los asalariados. Además, las plusvalías bursátiles e inmobiliarias ya tributan a tipo mínimo (15%), las rentas de capital (cuando engordan) veranean en paraísos diversos y los rendimientos de actividades profesionales y empresariales gozan del módulo, de la ocultación y de la tolerancia. Y ahora quieren fulminar los impuestos que gravan las herencias y el patrimonio porque dicen que existe doble imposición. Como si herencia y patrimonio no explicaran la desigualdad. Contrariamente a lo que proclamas, Constitución, los impuestos son cada vez más injustos, desiguales y regresivos». Pero insiste la Constitución: Ya, pero recordad que el gasto público tiene que asignarse con equidad (art. 31.2), promoviendo el progreso social y económico y haciendo más justa la distribución regional y personal de la renta (art. 40.1). Además, debe generar un sistema de servicios sociales para los mayores que atienda sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio (art. 50). Y los hechos responden: «Qué buenas intenciones tienes, Constitución, pero tú ya sabes que si triunfa el mercado y el oligopolio sobre la razón y la política social, tus deseos son fantasías. Un mercado sin bridas ni disciplina agranda las desigualdades. La teórica distribución vía gasto carece de efectos significativos si el club de los poderosos escapa a su financiación». Y sostiene la Constitución: Pero tenéis derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada porque los poderes públicos deben promover las condiciones necesarias y establecer normas pertinentes para hacer efectivo ese derecho, regulando el uso del suelo de acuerdo al interés general, impidiendo la especulación y permitiendo que la comunidad participe de las plusvalías generadas por la acción urbanística de la administración (artículo 47). Entonces los hechos se desesperan y gritan: «Constitución, abre los ojos, observa, analiza, reflexiona, protesta, da puñetazos en la mesa. Exige a los que más te ensalzan respeto y coherencia. Diles que el mejor homenaje es siempre el cumplimiento de las normas y principios que inspiran tu espíritu de concordia. Y que además perteneces a todos. Y que puedes ser modificada si con ello gana la convivencia y la paz entre todos los españoles».