Silencios injustificados

| XAQUÍN ÁLVAREZ CORBACHO |

OPINIÓN

08 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

EN TIEMPOS de celebraciones y aniversarios, de complacencias y fuegos de artificio, conviene no olvidar la prudencia, la reflexión y el balance. Es cierto que veinticinco años de vida democrática dan mucho de sí y no seré yo quien niegue los avances registrados en todos los pueblos de España. Pero en estos momentos de euforia, interesa más que nunca recordar las tareas pendientes, los ritmos sociales diversos y la presencia de desigualdades indeseables. Los datos ofrecidos recientemente por la Fundación La Caixa ( Anuario Social de España, 2003 ) y por el Instituto Nacional de Estadística ( La sociedad española tras 25 años de Constitución ), son elocuentes y dignos de consideración. Seleccionando 89 indicadores de una lista de 300 y agrupándolos después en doce áreas de interés relevante, la Fundación La Caixa construye finalmente un indicador sintético de bienestar social por provincia y comunidad autónoma. Los resultados para Galicia son los siguientes: en dos áreas (vivienda y equipamiento del hogar, y oferta cultural) ocupamos el último lugar entre las 17 comunidades autónomas; en siete áreas (renta, salud, servicios sanitarios, nivel educativo, empleo, calidad del empleo y participación social), estamos en los cinco últimos lugares; en tres áreas (seguridad y medio ambiente, entorno natural y clima y accesibilidad económica) conseguimos puestos más elevados. En función de todo ello, el indicador sintético de bienestar social sitúa a Galicia en el número 15 de la clasificación autonómica, con resultados todavía peores para las provincias de Ourense y Lugo. En lo que respecta a la información suministrada por el libro La sociedad española tras 25 años de Constitución , algunas cuestiones también merecen especial atención. Así, observando la convergencia con la UE a través de un indicador de renta (PIB per cápita) en términos de paridad de poder de compra, los resultados no pueden ser más desalentadores. En el período 1980-2002, cinco comunidades (Madrid, Navarra, País Vasco, Baleares y Cataluña) crecen entre 16 y 31 puntos y ya superan la cifra media europea, otras comunidades mejoran notablemente su posición, mientras Galicia se queda rezagada. En 22 años nuestro PIB per cápita pasa del 61% de la media europea al 66%. Un ritmo que de continuar así exigiría 150 años para converger con la UE.    ¿Qué inercias obstruyen la modernización de Galicia? ¿Qué estrangulamientos explican el trote cochinero de nuestro crecimiento? ¿Qué políticas deben ser cuestionadas por ineficientes? ¿Cuándo conoceremos la rentabilidad social de los fondos europeos? ¿Qué futuro le espera a la juventud? Son preguntas que fecunda el presente y el pasado reciente. Una y otra vez. Obsesivamente.