Otra misión humanitaria

| XOSÉ LUÍS BARREIRO RIVAS |

OPINIÓN

01 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

UNA PERSONA normal aguanta con más facilidad un empujón que un insulto. «Toíto te lo consiento -dice la copla andaluza- menos faltarle a mi mare », como si las heridas de palabra doliesen más que los tajos de faca. Los pistoleros del oeste siempre utilizaban el insulto para provocar a sus víctimas, porque sabían que ningún campesino dudaba en echar mano del colt si no le dejaban más alternativa que aguantar el insulto o morir lleno de plomo. Y a los mozos de Carbia, que terminaban todas las verbenas a estacazos, les bastaba con decir «¡Apartade, covardes, que van pasar os de Carbia», para que las pandillas de Refoxos y de Aciveiro echasen mano a los «estadullos» y armasen la marimorena en San Bieito do Candán. Por eso vemos en las películas que todos los carceleros, los chulos de putas y los sargentos de West Point se pasan la vida insultando a las personas que quieren dominar. Porque saben muy bien que cuando alguien deja de reaccionar ante los insultos, ya no reacciona ante nada. Eso es lo que nos pasó a los españoles cuando salió la ministra Ana Palacio y, casi sin despeinarse, dijo que los buques de la Armada iban a Guinea en «misión de cooperación». Si fuésemos normales, y estuviésemos en plenitud de facultades políticas, echaríamos mano de esos «estadullos» simbólicos llamados votos, y no dejaríamos parar a la ministra hasta verla refugiarse en casa de Colin Powell. Pero mucho me temo que, después de aguantar lo del Prestige , y lo de Irak, y lo de los espías caritativos, y las ruedas de prensa de Zaplana, y los silogismos de Michavila, los españoles estamos más disciplinados que un pelotón de reclutas a las órdenes de Clint Eastwood, y que nada, ni siquiera la señora Palacio, nos hace reaccionar. Que nos congelen los sueldos, pase. Que nos bajen los impuestos directos y nos suban los indirectos, tiene su lógica. Que los pisos y los alimentos se disparen puede ser cosa del euro. Y que nos desguacen los barcos de pesca puede ser culpa de Fischler. Que Aznar le eche pulsos a Chirac y a Schröder a costa de la Constitución Europea tiene su lado positivo, y que Blair nos traicione con Francia y Alemania es inevitable. Pero que nos monten otra operación humanitaria a beneficio de Obiang Nguema debería ser suficiente para que toda España se pusiese en pie y gritase: «Toíto te lo consiento, ministra, menos tomarme por un imbécil» -¡con perdón!-. Pero nada. Nos fueron insultando poco a poco, y nos hemos acostumbrado. Y ahora estamos domesticados. ¿Y Rodríguez Zapatero? En Babía, que es su tierra. Pidiéndole cuentas al CNI por haber cazado a Carod-Rovira con las manos en la masa. Un primor de oposición, para un pueblo tragaldabas.