Difícil justificación

| XAQUÍN ÁLVAREZ CORBACHO |

OPINIÓN

09 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

HACE POCOS DÍAS la Consellería de Política Territorial presentó en el Palacio de Congresos de Santiago un proyecto (12,3 millones de euros) para combatir el feísmo urbanístico. A través del mismo se quiere mejorar la fachada marítima de diez municipios, integrando los puertos en espacios urbanos más amplios, mediante la producción de bienes públicos locales. El acontecimiento reunió a los alcaldes beneficiados, así como a ingenieros, arquitectos y altos cargos de la administración. El conselleiro responsable -dicen los medios- manifestó que deseaba recuperar el tiempo perdido por la indolencia administrativa y el caos urbanístico, añadiendo también que se debería poner coto a estas actuaciones que tanto le indignan. Pero la explicación es insatisfactoria. Cualquier ciudadano informado y sensato puede criticar la iniciativa apelando a razones objetivas ya que: a) el proyecto premia al infractor; b) el proyecto confunde y oculta responsabilidades; c) el proyecto utiliza el feísmo para realizar una política clientelar. Que el proyecto premia al infractor es una evidencia, como lo es también la distribución desigual del premio. La inversión contabilizada en el municipio más beneficiado es cuatro veces superior a la que recibe el menos favorecido, entendiendo en principio que a mayor infracción urbanística y a más destrozo causado, más inversión se recibe. O sea, que estamos ante una política que premia e incentiva al revés. Que el proyecto confunde y oculta responsabilidades es también otro hecho objetivo. Porque el caos urbanístico denunciado es fruto, en buena medida, de lo que hicieron antes los alcaldes y la propia consellería, que aparece ahora como hada madrina. Pero nadie habla de responsabilidades políticas y menos aún de otras responsabilidades. Como tampoco se conocen contraprestaciones y compromisos futuros. Por eso lo que indigna de verdad es utilizar el dinero público para ocultar la incompetencia política. Finalmente, el proyecto esconde prácticas clientelares objetivas que resultan difíciles de justificar. Porque apelando al feísmo se distribuyen 12,3 millones de euros (2.046 millones de pesetas) de la siguiente manera: casi el 70% para los municipios del PP, 17% para los municipios del BNG y 14% para los del PSOE. Porque estos procesos inversores son en realidad "subvenciones en especie", casi siempre poco transparentes (no se registran en el presupuesto municipal), que ofrecen hoy desarrollos extensivos, desiguales, recurrentes. El Fondo adicional de Cooperación Local distribuye este año, por razones de solidaridad, 12 millones de euros entre todos los municipios gallegos menores de 15.000 habitantes. El feísmo urbanístico también destrozará sus resultados.