Una foto en la Moncloa

| FERNANDO ÓNEGA |

OPINIÓN

23 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

¡POBRE ANA Palacio! Si Rajoy no cuenta con ella como ministra, habrá que nombrarla Bombera Honoraria. Ha ganado el título. Sobre todo, ante Marruecos. Nada más ser nombrada, el moro tomó Perejil, y ella recuperó la cordialidad. Después vinieron acontecimientos que no la dejaron pasar 24 horas seguidas en su despacho. Y hete aquí que se dispone a terminar su mandato hablando con Marruecos de Perejil. Es su destino. Cada trimestre tiene que coger el teléfono para explicarle a Rabat algo hecho por españoles. Un día, esos aviones que entran en su espacio aéreo. Otro, el desliz de un ministro. Ya me empiezo a preguntar qué les dirá. Lo del mal tiempo para exculpar a los aviones, estuvo bien. Pero, ¿cómo habrá contado lo de Trillo? ¿Les habrá dicho que fue una expansión verbal? ¿Que se le escapó la lengua? ¿Que no fue bien entendido por la prensa, que ya se sabe como somos? Si de ésta no pasa nada, es que Ana es una gran ministra. No le acompaña el don de la palabra; pero ha encontrado el arte de seducir al marroquí. Si yo fuera Rajoy, la designaría embajadora en Rabat. Y con carácter vitalicio. Es imposible que haya una persona en el mundo que haya arreglado tantos entuertos con el moro. Dicho eso en honor de la ministra, intento explicar lo de Trillo. Un calentón. Era por la noche, una cena, días de carnaval, te pones a imitar a Felipe, a Guerra, a Javier Arenas, la gente se ríe y, cuando te das cuenta, estás metido en juerga. El disgusto llega al día siguiente, cuando te ves en el periódico. Pasa en las mejores familias. Lo que ocurre es que, siendo ministro, se nota mucho más. Y, siendo ministro de Defensa, ni te cuento. El único que no sufre esos lapsus es Mariano Rajoy: como lo lleva todo escrito, y lee lo que está en el papel, no comete esos errores. Pero no reduzcamos el episodio a una noche de alegrías. Perejil, para este Gobierno, no es un peñasco. Perejil es la guerra que Aznar ha ganado. Hace meses, La Vanguardia publicó unas imágenes del presidente en su despacho de Moncloa. Y allí tiene una foto de Perejil, con la bandera española desplegada. Está allí como un trofeo, como un orgullo, como el recuerdo de una acción bélica. Es la foto del momento histórico de la reconquista, de una guerra ganada, de una dignidad nacional recuperada bajo su mandato. ¿Cómo no va a lucir el ministro de Defensa la hazaña de Perejil en un mitin? Si la foto está en el despacho del presidente, ¿por qué no hablar de esa gloria en la campaña? Aznar es su inspiración. Juntos habrán celebrado aquella operación. Y Federico Trillo, ahora, sólo intenta cosechar unos votos a la gloria de Aznar debidos. En el fondo, hace lo mismo que Rato cuando saca los datos económicos.