El gasto público en la Unión Europea

| XAQUÍN ÁLVAREZ CORBACHO |

OPINIÓN

30 ago 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

SEGÚN la Comisión Europea y Eurostat, tanto el peso relativo como la evolución reciente del sector público en los países de la UE (antes de la ampliación), medido a través del gasto, ofrecen diferencias notables que deben ser comentadas. Así, los países con gasto público superior a la mitad del PIB en 2002 eran los nórdicos (Suecia, 58,2%; Dinamarca, 55,4% y Finlandia, 50,1%) y otros tres (Francia, 53,5%, Austria, 51,6% y Bélgica, 50,4%), mientras no alcanzaban el 40% Irlanda (33,3%) y España (39,7%). La media de la UE-15 era 47,4%. Pero entre 1995-2004 la dinámica fue cambiante: hay un gasto decreciente en el período 1995-2000 y un repunte posterior que llega hasta hoy. En todo caso, los déficits fiscales no coinciden con el mayor gasto realizado, ya que mientras los países nórdicos terminan el ejercicio con superávit, Alemania, Francia, Portugal, Grecia o Irlanda ofrecen saldos negativos. Estas diferencias presupuestarias se explican por las distintas sensibilidades al ciclo económico, a soportar impuestos y al gasto social (pensiones, sanidad, educación, etc.), con incidencia desigual en los más necesitados. Así, el gasto social sueco en el 2000 (32,3% del PIB) era superior a todo el gasto público de Irlanda. En ese mismo año, el gasto social español fue 20,1%, mientras la media europea sumaba 27,3%. Llegar a ese porcentaje en España exigiría gastar 42.000 millones de euros adicionales (7 billones de pesetas) en un año. Otro ejemplo lo proporciona el gasto por estudiante en educación superior (expresado en paridad de poder de compra) y también el peso de las becas en el gasto educativo. En el primer caso, España gasta el 68% de la media europea, el 42% de Suecia, el 47% de Holanda, el 55% de Alemania, el 56% de Irlanda, el 57% de Dinamarca y el 83% de Portugal. En el segundo, el porcentaje español es el 44% de la media europea, el 13% de Dinamarca, el 16% de Suecia, el 23% de Holanda y el 43% de Irlanda. Las diferencias son evidentes. Pero además de registrar un bienestar solvente, los países nórdicos desarrollan su actividad de forma descentralizada, con cifras similares o superiores a las que tienen los países de corte federal. Por ejemplo, el gasto descentralizado es en Dinamarca el 57%, en Suecia el 43%, y en Finlandia, el 35%, mientras en Alemania ese gasto es 37%, en Austria 32%, y en España 44%. Los países que ofrecen un gasto descentralizado menor son Grecia (4%) y Portugal (11%). O sea, que la UE sigue ofreciendo presupuestos muy distintos y eso no ayuda a la convergencia básica. ¿Qué estructuras de gasto deberían ser similares? ¿Cuál es la dimensión mínima del gasto social? ¿Cómo mejorar la capacidad de competir? ¿Debe existir una política de defensa común? Son cuestiones a exigir y precisar.