Comisiones e investigaciones

OPINIÓN

15 feb 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

EN GALICIA ha revivido la Comisión de Investigación de la catástrofe del Prestige . Es una comisión a la que sólo se le puede atribuir un carácter terapéutico. Servirá para que los grupos políticos de la oposición se sientan satisfechos, puedan mostrar su disconformidad con el Gobierno de la Xunta, puedan pedir dimisiones y tener actividad en un periodo preelectoral. Sirve para que los partidos de la oposición acusen al grupo que ostenta la mayoría absoluta en el Parlamento gallego de utilizar el rodillo cuando vota lo contrario que la oposición, aunque todo el mundo sabe que en democracia se impone quien tiene más respaldo del pueblo. Protestar por esto es no tener sentido democrático, es no saber perder, pero también es terapéutico. Para lo único que no va a poder servir la comisión es para aportar algún conocimiento más del que ya se tiene. Existen libros con análisis neutrales, libros con análisis rigurosos, libros con aportaciones partidistas y emotivas. Están en curso trabajos de investigación en universidades. Donde realmente se necesitaría la fuerza del Nunca Máis y una comisión de investigación sería en el barrio del Carmel de Barcelona, donde muchas personas han perdido todo lo que tenían. Llevan días y días, familias con hijos, viviendo en casas ajenas, sin horizonte claro de solución. Afectados en lo más íntimo, que es su hogar, su patrimonio. Son personas con nombres y apellidos que están sufriendo realmente por la negligencia del Gobierno autonómico catalán y del Ayuntamiento de Barcelona. Es mucho más dramático que lo de Galicia, pero no es tan espectacular; no da tan buenas imágenes en la televisión. Es más, se pretende la restricción informativa con la comprensión de las instituciones que deben defender la libertad de información. Todo el esfuerzo que se haga para conseguir que estas familias vuelvan a tener un hogar será poco, incluso una marcha de Nunca Máis sobre el barrio de El Carmel sería una buena manifestación de solidaridad. No deben ser olvidados nunca máis. Pero en Galicia ya está bien de mirar atrás. Las marchas, las solidaridades, deben ir dirigidas contra los que quieren mantenernos en un rincón, sin comunicaciones adecuadas a nuestro tiempo. Ahí es donde deben centrarse los esfuerzos de las fuerzas políticas gallegas y no enredarse en una dinámica parlamentaria que sólo sirve de satisfacción para los propios diputados. Galicia merece más.