¿Terrorismo? ¿Qué es terrorismo?

EDUARDO CHAMORRO

OPINIÓN

31 mar 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

QUIZÁ USTEDES lo sepan. Tal vez tengan una idea clara de lo que es el terrorismo y de lo que es un terrorista. Pero no es ese el caso de quienes más decidido debieran tener tan acuciante asunto. Hace unas semanas se celebró en Madrid una reunión internacional sobre Terrorismo, Seguridad y etcétera, en cuyo seno tuvo lugar una microrreunión de expertos, especialistas y sabios con el propósito de ofrecer a la audiencia una definición cabal de terrorismo. No lo lograron. Los reunidos se dieron mutuamente las gracias por atenderse los unos a los otros en sus incapacidades y se fueron cada cual al lugar en el que se ganan la vida, encantados de haberse conocido e intercambiado opiniones. Pocos días después, Kofi Annan, secretario general de la ONU, reconocía abiertamente que tampoco en su muy dilatado cónclave sabían dar con una definición de terrorismo. Kofi Annan es un hombre humanitario en general y experto en andar con los pies de plomo en particular. Debe atender muchos palillos y ni siquiera tiene tiempo para enterarse de por dónde se mete su hijo la mano en los bolsillos ni con cuánto ni de quién. Puede que no sea capaz de dar con una definición de delincuente, de hijo o de descuido a la hora de controlar por dónde circula el dinero de las comisiones. Son ignorancias e incapacidades normales en unos escenarios y parlamentos en los que no es tan fácil hacerse una idea de lo que están hablando ni de para qué lo hacen. Y, sin embargo, hablan con un denuedo ejemplar, se reúnen con disciplina admirable y se mueven con precisión encomiable de comité en comité. Cómo no sentir respeto hacia unos próceres que consumen el día hablando y la noche pensando en lo que hayan podido decir y oír, interpretando a los demás y a sí mismos, descifrando jeroglíficos, allanando crucigramas, leyendo de perfil los boletines sobre terrorismo, rezando de cabeza por la salud de Putin y de espaldas por el vigor del Estado de Derecho. Aquí no somos así. Aquí sabemos perfectamente lo que es el terrorismo. O lo sabemos por muy imperfectamente que sea. Y sabemos lo que es un terrorista, o con la misma aproximación con que Ibarretxe lo sabe o no lo sabe, o con el mismo aplomo con el que cada cual se entrevista con quien le da la gana para hablar del mar y los peces y cumplir con la obra de caridad que pide vestir al desnudo y llevar al dentista a quien le duelen los dientes. Aquí somos morrocotudos. El PP sabe que el PSOE sabe, y el PSOE sabe que el PP sabe. Y con tanta sabiduría y tan poco conocimiento, el circo se les llena súbitamente de capitanes de ONG que tan pronto están en Israel como en Brasil, como fisgoneando en las cárceles, como retratándose al estilo Arafat (que ya son ganas de jalear), y tras tan estrafalarias e inquietantes apariciones (llamadas cameos en la jerga del cine) surgen los abogados de los que ya no se sabe si despachan en los partidos o militan en los despachos o no son más que unas cuitadas sombras chinescas en el procedimiento general que nos conduce a Babia. Quizá haya alguna comisión de incompetentes dispuesta a decirnos lo que son esos transeúntes y, de paso, aclararnos lo que es un espía y si debemos verlo con buenos o malos ojos. Porque no esperarán que eso nos lo diga y aclare el espía propiamente dicho. O puede que sí.