LOS CARDENALES de la Iglesia Católica han apostado por la continuidad. Juan Pablo II dejó abierto un surco de tal dimensión que han considerado que lo mejor era mantener el rumbo dentro de la línea trazada. El sucesor debería continuar y acabar aquellos aspectos que pudieran haber quedado pendientes del Pontificado de Juan Pablo II. Por eso, los cardenales han considerado que la elección del cardenal Joseph Ratzinger como nuevo Pontífice de la Iglesia Católica, con el nombre de Benedicto XVI, era la mejor manera de garantizar la continuidad con Juan Pablo II. Su edad de 78 años también nos indica que va a ser un Papa para rematar, para redondear una de las etapas más importantes de la Iglesia Católica en los últimos siglos. Está claro que su Pontificado va a ser biológicamente corto y no se va a iniciar con el dinamismo de los 58 años del entonces cardenal Wojtyla. Sin embargo, Benedicto XVI parte de una base muy sólida, construida y consolidada con su ayuda como colaborador más importante de Juan Pablo II. Desde le punto de vista doctrinal, el hasta ahora cardenal Ratzinger demostró en cada momento que es una auténtica roca sobre al que se construye con solidez y consistencia. Por eso, ahora tendrá la oportunidad de culminar el edificio. Quizás muchos observadores, pensadores, y tertulianos que esperaban el nombramiento de un Papa «más abierto» que Juan Pablo II, que no fuera tan conservador en la doctrina, que permitiera seguir más las tendencias sociales del momento, todos ellos se sentirán un poco defraudados. Pero no sorprendidos; ya que en la homilía de la Misa de inició del cónclave dejó muy claramente expuesto su pensamiento en cuanto al camino que debería seguir la Iglesia. No se sentirán muy satisfechos aquellos que esperaban una Iglesia Católica distinta. Cuando fue elegido Juan Pablo II se podía intuir que tal decisión suponía una grieta en el telón de acero, ya que el nuevo Papa procedía de un país de dentro del muro. Ahora, la elección del cardenal Ratzinger, con su origen alemán, país cuna del protestantismo, también puede suponer una influencia considerable en las relaciones ecuménicas, incluso puede romper esquemas inamovibles dentro del protestantismo. No cabe duda que un Papa alemán ayudará mucho más a reforzar el dinamismo de los católicos de aquel país. De hecho tiene una cita con los jóvenes en Colonia y se supone que será uno de los primeros viajes que lleve a cabo. Creo que Juan Pablo II ha sido grande incluso en la determinación de su sucesor.