Molina, César A.

CÉSAR CASAL GONZÁLEZ

OPINIÓN

14 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

LO SABE todo sobre prensa literaria, sobre Cunqueiro. Es el director del Instituto Cervantes. Hizo del Círculo de Bellas Artes en Madrid la casa de la cultura viva, libertaria, casi radioactiva. César Antonio Molina (A Coruña, 1952) siempre viajó más que Iberia. En su prosa y su poesía están los kilómetros, los libros, el peyote de los sueños. Tiene algo de patricio, pero sabe estar cerca del aliento de la gente. Las cejas son rebeldes por pobladas y luce ojos de sorpresa. Gasta cuadrícula británica en camisas y chaquetas. Escribe en La Voz y fue premio Fernández Latorre de Periodismo. Dentro de él vive un niño empeñado en descubrirlo todo. Su entusiasmo es una enfermedad muy contagiosa. Sabe que el futuro es mestizo y apoya al galego desde la Corte de Madrid. Acaba de firmar la boda entre el Instituto Cervantes y Rosalía de Castro sin que le tiemble el pulso. El pulso le tiembla cuando se pone estupendo y escribe En el mar de ánforas, su último poemario que la crítica ha ligado con Eugenio Montale, con José Ángel Valente, hasta con Juan Ramón Jiménez. Será ministro y entonces tendremos al ministro más culto de la Historia de España (Semprún incluido). Cada vez escribe más como quien desnuda un árbol. cesar.casal@lavoz.es