IGNACIO Ribas (abogado), Ferrán Gomila (abogado), Antoni María Thomas (periodista), Gabriel Sevilla (geógrafo), Rafael Ortiz (abogado), Salvador Bastida (profesor ES), Bernat Riutort (profesor de universidad), Manuel Cabellos (arquitecto), Jaime Carbonero (arquitecto), José María Carbonero (médico) y Alfredo García (psiquiatra), son los once anónimos ciudadanos que sin tener un interés personal en el asunto pero teniendo un muy directo interés como ciudadanos han presentado una querella criminal, ejerciendo la acción popular que la ley les permite, para que se investiguen y en su caso se juzguen los posibles delitos cometidos a causa de los vuelos de la CIA en Palma de Mallorca. Estamos ante un hecho que se presenta fantasmagórico del que las instancias oficiales de España y de otros países quieren saber, o dicen no saber nada. Se trata de los vuelos de la CIA, que entre los años 2003 y 2005 llevaban presuntamente personas detenidas ilegalmente y torturadas y que realizaron al menos 1.080 escalas en los aeropuertos europeos y alrededor de 125 en los españoles para materializar y culminar las presuntas actuaciones delictivas. A los 27 vuelos del aeropuerto de Palma de Mallorca, que es por lo que de momento se siguen diligencias penales en la Audiencia Nacional, se ha venido a sumar en el conocimiento público la escala efectuada en el aeropuerto de Vigo el 31 de agosto del pasado año, de un vuelo procedente de Ginebra con destino a la localidad africana de Banjul, en Gambia, que pernoctó dicho día en las pistas del aeropuerto vigués, y en el que curiosamente permanecieron toda la noche sus cinco (vaya a saber cuántos) declarados pasajeros, sin abandonarlo ni para estirar las piernas. Todo un laberinto que ahora se empieza a descubrir. Han sido periodistas del Diario de Mallorca los que sacaron a la luz los hechos que hoy se investigan judicialmente; han sido once ciudadanos, los citados como loa al principio de este artículo, los que han posibilitado que el asunto esté en vía judicial; y son «anárquicos» eurodiputados encabezados por el italiano Carlos Fava, los que aprobaron el pasado lunes el informe sobre los vuelos de la CIA que será votado en el pleno de la Cámara europea del próximo mes. Estamos ante una conspiración de silencio por parte de los Gobiernos, pues no de otra forma se puede explicar que no se hubieran enterado de la carga que llevaban los aviones de la CIA en las 1.080 escalas que, según el informe aprobado, se produjeron en aeropuertos europeos. Conspiración contra la que gentes de la calle, ciudadanos, han puesto pie en pared. Y estamos ante una disyuntiva que no por antigua es menos actual. Es la maquiavélica «razón de Estado» que para algunos todo lo justifica, pero que por suerte no reza con los detectives/periodistas, ni con los querellantes ni con los díscolos europarlamentarios. Una contienda, en fin, entre lo políticamente correcto de los Gobiernos y el ansia de justicia de la sociedad civil. Yo creo y deseo que esta vez vamos a ganar.