Megacoprolitismo

JUAN J. MORALEJO

OPINIÓN

19 jun 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

LA SUCIEDAD crónica en que nos gusta rebozarnos tuvo el otro día su foto emblemática con el retrete que un desaprensivo dejó tirado donde el Sil nos regala la belleza de su cañón. Cochino el tío tirarretretes, ma non troppo, si hemos de tener hacia él algo del respeto que en 1917 se ganó Marcel Duchamp entre la parroquia progre al exponer un orinal, rebautizado como fuente para que la parroquia aceptase que, como en el viejo cuento, el rey iba ricamente vestido y no en pelota picada. Bueno, habría que ver qué ocurriría si el abandono del retrete llevase la firma de, por ejemplo, un Calixto Bieito y teníamos ya primera pieza para a Cidade da Cultura. En el Centro Galego de Arte Contemporánea vi hace años más de cuatro cosas que me hacen preferir el retrete asomado al Sil, retrete sin más, anónimo y sin otro cargo al presupuesto público que el gasto de retirarlo de allí. ¡Más madera! -por no decir lo que mejor vendría al caso-: por enésima vez le han zurrado al Tambre el vertido de lo que no se depura porque seguimos en la política y en la ley de que es más barato contaminar. También le ha tocado repetir faena al Cabrón, pero ¡oh dolor! resulta que es el nombre del río y no el de que le puso las truchas panza arriba. Un par de episodios de mucha conexión mental con el trile hidroeléctrico de estos últimos días, el trile ese de que el dinero no tiene patria. El dinero no, pero la mierda y el daño, sí la tienen, y yo me explico y ustedes me entienden para recordar por qué nunca van río abajo acciones y dividendos¿ pero sí van cuanta porquería y cuanto daño le sobran al apátrida. Y estoy yéndome del tema porque hoy tocaba saludar una invención, yo diría que racial, síntesis de nuestras raíces y de nuestras mañas sempiternas. Vamos a llamarla megacoprolitismo cruzando dos términos arqueológicos. Los megalitos, piedras grandes , no necesitan presentación porque los dólmenes, antas, mámoas, medorras¿ son piezas esenciales de nuestra prehistoria. Los coprolitos ya te son otra cosa, te son las cacas fósiles, hechas piedra, que sirven para saber qué comían sus depositantes. Bueno, el megacoprolitismo necesita un pequeño avío semántico: la caca ya no te es fósil, ahora está viva, boyante y a lo grande, y lítica o pétrea (y asimilados: ladrillo, hormigón¿), invadiendo todo lugar de Galicia que se deje. Este megacoprolitismo tiene de megalitismo el no respetar tasa ni medida en volúmenes, alturas, concentraciones, etcétera de construcción. Y es coprolitismo porque estamos haciendo víctima de un inmenso vertido de mierda urbanizada a la Tierra que tenemos en préstamo. Esto es lo que lloré al revisitar el otro día una parte de nuestra costa y ver tamaños engendros y destrozos en lugares que fueron bellos hace apenas unos años. Entrar en precisiones es lo de menos, pero algún día entraremos: costa e interior, valle y montaña¿ donde ponemos el hormigón y el ladrillo la cagamos. Sin perdón.