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Cincuenta céntimos

| VENTURA PÉREZ MARIÑO |

OPINIÓN

02 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

ANDRÉ GIDE, escritor francés, premio Nobel de Literatura, sentía una fascinación irresistible por los tribunales y la justicia. Tanto es así que confesaba que hay cuatro cosas que le atraían por encima de todo cuando visitaba una nueva ciudad: el parque público, el mercado, el cementerio y el Palacio de Justicia. En 1930 publicó una recopilación de causas célebres que tituló  No juzguéis . En su presentación, Gide señalaba que no le interesaban «los crímenes bellos», sino los casos que se presentan a la justicia humana, que cuando trata de aplicar su lógica (el que la hace la paga), corre el peligro de caer en importantes errores. El mundo, y por tanto la justicia, en este aspecto, poco ha cambiado desde aquella. Veámoslo, con hechos reales y nombres ficticios. Hacia las seis y media de la tarde del 15 de marzo del presente año, Demba, de 14 años -español de nacimiento e hijo de padres de Mali, inmigrantes- y otro menor de edad, de 15 años, Said -de nacionalidad marroquí-, se acercó al menor de edad Óscar, al que no conocían, que estaba delante del colegio... sito en la ciudad de Gerona, exigiéndole la entrega de cincuenta céntimos de euro, a lo que Óscar se negó. Ante tal actitud, mientras uno de los menores lo agarraba y amenazaba con el puño, el otro le registraba los bolsillos de los pantalones, consiguiendo apoderarse de unos tres euros en moneda fraccionaria, así como de la documentación personal. Tras la denuncia de Óscar, la policía detuvo a los dos chicos. En su declaración prestada en la Fiscalía de Menores, Demba negó su participación en los hechos, aunque el día del juicio modificó lo dicho y admitió su autoría. Demba es especialmente corpulento y desarrollado para su edad. Es el cuarto hijo de una familia de siete de origen africano, habiendo nacido parte de ellos en Cataluña, en donde la familia vive desde hace unos veinte años, con escasa integración social. Los hermanos mayores residen en su país de origen. En el piso alquilado que ocupan, de dos habitaciones, lo hace también otra esposa que tiene el cabeza de familia, con la que tiene tres hijos que también conviven allí. Los ingresos de la familia provienen de los trabajos temporales del padre en limpieza y construcción, y de lo que percibe una de sus mujeres empleada en la hostelería. Demba está escolarizado. Cursa 2.º de ESO en la actualidad, con un muy bajo nivel académico, debido a su falta de interés y absentismo, con conocimiento de sus padres. Ha sido puntualmente expulsado del colegio. El tiempo libre lo ocupa en vagar por la calle con amigos de condición social similar a la suya. Fuma porros habitualmente. Los servicios sociales de la comunidad autónoma han hecho ver el complicado futuro del menor. La sentencia le ha impuesto una medida de un año de libertad vigilada.