Adiós, míster Annan

GONZALO PARENTE

OPINIÓN

23 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

HACE UNOS DÍAS Kofi Annan entregó la Secretaría General de la ONU que regía desde 1996. El organismo responsable de la paz y seguridad mundial ha pasado a manos del surcoreano Ban Ki-moon, antiguo ministro de Exteriores. La última propuesta que presentó en la ONU fue un plan de acción para el diálogo entre culturas y religiones que refleja bastante bien su política poco realista para la paz mundial. Porque el mundo que deja Annan dista mucho de ser un mundo en paz y no hay un solo conflicto al cual él hubiera encontrado la solución. Dejando a un lado cuestiones que le afectan negativamente, como su incomprensible pasividad ante el genocidio de Ruanda o la implicación de un familiar en la corrupción descubierta sobre la concesión a Irak de petróleo por alimentos, podemos referirnos a su intervención directa en el conflicto del Líbano, enviando un contingente de cascos azules -entre otros, españoles- que permanecen atrapados en un volcán a punto de explotar, porque tenían por misión evitar el rearme de Hezbolá y estas milicias no lo aceptan. La inoperancia de Annan se hizo patente cuando Corea del Norte incumplió el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNT) y no ha pasado nada. Consecuentemente, Irán continúa su camino hacia la nuclearización y ello significa que el peligro nuclear será una realidad en pocos años. Si Annan hubiera convocado la asamblea de las 195 naciones para discutir el tema de la nuclearización del mundo, posiblemente se hubiese podido llegar a un acuerdo internacional. Porque el mayor peligro que acecha a la humanidad del siglo XXI es que se sumen las dos amenazas emergentes: la nuclearización y el terrorismo global. Annan acudía a poner paz en los conflictos cuando éstos ya se habían iniciado. Es todo lo contrario de lo que se hace en medicina. Las misiones de paz son muy valiosas, pero mejor sería que no fuesen necesarias, porque el conflicto había sido detenido a tiempo. Por eso, adiós, señor Annan.