LOS POLÍTICOS están de acuerdo. Los expertos en Administración pública parece que también. Es necesario modificar aspectos de las relaciones entre la Administración del Estado y la autonómica para lograr más eficacia en la autoorganización de Galicia. Los tres grupos parlamentarios gallegos están de acuerdo en más del 90 por ciento de los aspectos que deben ser modificados. Esto hace pensar que no debería haber ningún problema para aprobar la modificación del Estatuto de Autonomía de Galicia. Esta modificación debería ser autónoma, autóctona, originaria, de Galicia y para Galicia, de acuerdo con las necesidades propias. Es decir, no debería estar condicionada por el hecho de si Cataluña tiene unas condiciones o el País Vasco tiene otras o si Andalucía consigue mejoras. No debería utilizarse el argumento de «no podemos ser menos que¿», porque esto sólo muestra una actitud acomplejada en el conjunto de España. El Estatuto de Autonomía de Galicia debe ser el mejor para Galicia, el más adecuado para la buena administración autonómica, que compense los desajustes económicos o estructurales, que establezca los mecanismos más eficaces. Si en esto están de acuerdo los tres partidos parlamentarios, debería aprobarse la reforma sin más retrasos. Porque no parece muy lógico que un instrumento de autoorganización administrativa y gubernamental se puede quedar paralizado por cuestiones de definiciones conceptuales de identidad como pueblo. No parece necesario que el Estatuto de Autonomía incluya la ratificación del sentimiento nacional que un sector de la población tiene, o el espíritu nacional que pueda tener otro, o la necesidad que otros sientan de ver en un texto que Galicia es una nación, o una aproximación a una nación, o una nación sin Estado, o una nación sin ningún elemento propio de una nación. Tampoco debe recoger la falta total de sentimiento nacionalista o autonomista que tengan otros. Si los representantes del pueblo gallego están de acuerdo en la mayor parte de las mejoras que introduce la modificación del Estatuto, si estas mejoras benefician a los ciudadanos, si van a agilizar la Administración, si van a proporcionar mayores inversiones, si pueden lograr un avance en el sistema sanitario y en la vivienda. Si todo esto es así, parece que es una irresponsabilidad no aprobar el Estatuto por una definición identitaria de más o de menos. Y si en realidad no va a suponer esas mejoras y sólo se trata de plasmar en el texto un reconocimiento del sentimiento de nación de un sector de la población, es que estamos hablando de otra cosa. Será una oportunidad perdida.