IRAK no tiene armas de destrucción masiva. Nos lo acaba de confirmar el mejor presidente que tuvo España desde los tiempos de Indíbil y Mandonio, que es quien tiene que decirnos estas cosas para que nos las creamos y nos quedemos tranquilos. Antes lo habían dicho Bush, Blair, Rumsfeld, Condi Rice, Cheney, Powell, Kofi Annan, Sadam, millones de personas de todo el mundo, un cabo de artillería del ejército iraquí y el párroco de San Francisco Javier, pero no nos lo creímos. Ahora sí. Ahora sabemos que Irak no tenía armas y que el entonces presidente se equivocó al apoyar el conflicto, como nos equivocamos todos, todos los días de la semana, aunque nuestras equivocaciones no arrastren decenas de miles de muertos. ¿Y ahora qué? ¿Dónde está aquel líder tan seguro de sí mismo que repantigado en un cómodo sofá televisivo le reprochó a todo el país que se movilizara en defensa de un país peligrosísimo? ¿Dónde están aquellos diputados que aplaudieron entusiasmados la participación española en la guerra? ¿Y dónde aquellos fieles seguidores de tan carismático líder, que nos llamó pancarteros a los que nos oponíamos a la destrucción porque sí? Pues el gran líder anda por ahí diciendo que Sadam no tenía armas, pero que «todo el mundo pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva». Todo el mundo que quería pensarlo así, entre los cuales estaban él y los suyos. Porque la generalidad de esta país creía lo contrario. Por algo muy elemental. Porque si el canalla de Sadam hubiera tenido armas de destrucción masiva, tenga la seguridad de que no hubiera dudado lo más mínimo en utilizarlas desde el primer día. Así de sencillo. Pero bien está que el mejor presidente que ha tenido España acepte lo evidente, aunque sea con cuatro años de retraso. Y es que el paso del tiempo todo lo cura. Así que a ver si, aunque tengamos que esperar otros cuatro, el carismático líder y su coral polifónica reconocen, por ejemplo, que este país no se ha rendido a ETA, que el 11-M fue lo que fue y nada más que lo que fue, que la oposición tiene que ser responsable y leal y que a quien los españoles les entregaron la responsabilidad de gobierno fue a Zapatero y a su infantería. A ver si el paso del tiempo les abre los ojos.