LAS PASARELAS y su actualidad han reactualizado el discurso de la moda que no es una servidumbre para los fashion victims sino un regalo para los sentidos, el triunfo de las reglas básicas de la autoestima. Galicia es una referencia internacional en el sector textil. Al fenómeno Inditex, con crecimientos espectaculares e implantación en los cinco continentes, hay que sumar la oferta de vanguardia que supone la moda gallega como superación imaginativa de una cultura industrial que hace no más de treinta años era inexistente. Pese a la amenaza acechante de la industria textil china y sus tentáculos de distribución de productos realmente baratos, la moda gallega resiste con calidad y diseño, con valor añadido a la penetración china en los mercados. Le afecta, claro que le afecta, como a Valentino o Armani, como a Hugo Boss o Zegna. Más o menos. Soy buen consumidor de los modistos gallegos. Comencé siendo fiel a Domínguez cuando vestir la arruga bella era algo más que una moda, y constituía un identificador estético. Me pasé con armas y bagajes a Florentino tras una fugaz temporada por el más conservador Caramelo, de excelentes acabados y muy adecuados cortes, y sigo siendo devoto a las propuestas de Florentino Cacheda. El desarrollo industrial y el acceso consolidado a los canales de distribución y el punto de venta motivaron que algunos modistos y marcas quedarán en el camino. Gene Cabaleiro, nuestro particular John Galiano, sin duda el más arriesgado de los creadores gallegos, fue de los primeros. Las crisis financieras provocaron el cierre de la empresa creada por Julio Novoa, la ferrolana Unicén, otras se fueron reacomodando, y reinventando el discurso de la moda hecha en Galicia, como Etiem de la saga de Cañás. Ourense es hoy la base industrial de empresas punteras en el sector de la moda. La factoría Domínguez produce para Carolina Herrera y Purificación García, y el tenaz Roberto Verino entró decidido en el mundo de la alta costura y las fórmulas que llevan implícita la calidad del prêt-à-porter en su enseña. Y que decir del minimalismo informado de mi tocayo Pernas, que hizo de la moda gallega un discurso fértil y moderno hasta convertirse junto con María, su mujer, en uno de los grandes maestros de la moda europea. Ha sido la Pasarela Cibeles que concluyó este fin de semana la que me llevó a reivindicar la moda gallega, y dar un paseo con algunos de sus protagonistas por esta página.