DESCUBRÍ Egipto en la infancia, en clase de geografía: aquel mítico Egipto, capital El Cairo, me quedó grabado a fuego. El siguiente paso lo tengo asociado a la doctrina cristiana: la huida a Egipto de la Sagrada Familia también ha dejado una honda huella en mi memoria. Pero demos un paso más y lleguemos al año 2000: 100.000 españoles viajaron a Egipto atraídos por las pirámides, los tesoros de Tutankamón y la variedad más impresionante de ruinas arqueológicas. Allá a mediados del siglo V antes de Cristo, el historiador griego Heródoto viajó a Egipto y quedó fascinado. Desde entonces más o menos les ha ocurrido lo mismo a la inmensa mayoría de los viajeros, salvo que hayan tenido la mala suerte de ser asesinados en una callejuela. Pero esto tuvo que ocurrir hace muchos años: ahora la seguridad ciudadana es seguridad real, hay tantos policías en las calles, en los hoteles, y quién sabe si incluso en el desierto, que uno va muy tranquilo por la calle. Quizá suene raro que el peatón vaya por la calle y no por la acera, como en España, pero en Egipto se camina mejor por la calle que por las aceras, que presentan todo tipo de baches y la más caótica acumulación de vehículos. Durante el primer cuatrimestre de 2007, son 140.000 los españoles que han visitado Egipto. El actual es un año grande para el hispanismo egipcio. La facultad Al Alsun de la Universidad Ain Shaims de El Cairo está celebrando el cincuentenario de la fundación del primer departamento de español en Egipto. El Instituto Cervantes de El Cairo y Alejandría y la Embajada de España, han apoyado vivamente la celebración de este aniversario. Entre otras personalidades, Nadia Gamal, directora de este departamento de español, y Makarem Elghamri, decana de la facultad de Al Alsun, han organizado un brillante congreso, dirigido por Muhamad Abuelata, con más de medio centenar de conferenciantes. Egipto: patria de españoles.