Manuel Fraga, vecino y amigo

OPINIÓN

17 ene 2012 . Actualizado a las 06:55 h.

M anuel Fraga no solo fue capaz de transformar nuestra derecha autoritaria en una derecha democrática; consiguió además centrarla y dotarla de un partido hecho para subsistir los embates de la historicidad, lo que viene a representar la realización de tres proezas en una. Todo ello es fruto de la coherencia y de la claridad de ideas de don Manuel Fraga Iribarne.

Destacaré, por ser poco conocida, su intención de ser marino, influenciado por su pasión por el mar, hasta el punto de que en sus tiempos de juventud acostumbraba a estampar junto a su firma la figura de un ancla. Como consecuencia de esta afición el año 1955 visitó la playa de Perbes en compañía de su amigo Carlos Pardo, quien lo incitó a comprar una finca allí, lo que hizo, y tras unirla a otras colindantes, edificó una casa modesta, posteriormente reformada por la actual. Comenzó a pasar los veranos en Perbes a partir del año 60, cuando no existía todavía la carretera de Perbes a Miño.

Yo conocí al matrimonio en el año 77 con motivo de iniciar la construcción de mi casa próxima a la suya. Coincidíamos con relativa frecuencia en fiestas de amigos comunes, pero a medida que pasaba el tiempo nuestra relaciones pasaron a ser más intensas.

En la década de los noventa, cuando yo estaba de registrador en Ferrol, y vivía en Perbes, tuvimos oportunidad de vernos con mucha mayor frecuencia, y lo que es más importante, tuvimos reuniones los dos solos, en las cuales intercambiábamos ideas con entera libertad.

Me impresionó su inmensa cultura y su profunda inteligencia, y tuve la oportunidad de apreciar su gran humanidad y su carácter desprendido. Siempre regresaba a casa con el obsequio de algún libro.

Destacaré por otra parte su originalísimo trabajo sobre la «acción de jactancia» contenida en la Partida 46 del siglo XIII, declarada vigente por el Tribunal Supremo en una sentencia del año 1988, que consiste en que una persona que se siente agraviada reta al que le perturba a que demuestre ante un juez la veracidad de los títulos por los que se jacta o que, por el contrario, calle para siempre.

Llegó un momento en que nació entre los dos un afecto profundo y una gran confianza, debido quizás a que conocía perfectamente que yo había sido siempre una persona políticamente independiente y un demócrata convencido. Disfruté plenamente de su compañía y de su amena conversación fruto de su gran erudición y de su prodigiosa memoria que le permitía traer a colación interesantes y curiosas anécdotas.

Cuando anteayer su hija me comunicó la triste noticia no pude contener la emoción ni las lágrimas.