El magnate Sheldon Adelson, presidente de Las Vegas Sands, sueña con construir un macrocomplejo con casinos y hoteles en Madrid capital, en Valdebebas o en Alcorcón. La presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y la alcaldesa, Ana Botella, le bailan los sueños al magnate, que lleva ya algún año que otro reuniéndose con las autoridades españolas, y que, a la hora de pedir, no se queda corto. En urbanismo pide cesión de suelo público, reubicación de los pisos protegidos del área que no darían buena imagen a los futuros jugadores y trasladar el vertedero de Valdemingómez. En el terreno de los impuestos, los premios tributarían en el país del ganador. En el campo del trabajo desea una exención del pago a la Seguridad Social durante dos años y que el Estatuto de los Trabajadores mire para otro lado en algunas cláusulas lesivas para los intereses de la parte contratante. En el terreno del juego habría que eliminar la prohibición de jugar a crédito y, por supuesto, no prohibir la entrada a ludópatas y, además, suprimir la prohibición de fumar, el hábito, según Hitler, más recomendable para nuestros pulmones. Este proyecto crearía 200.000 empleos y supondría una inversión de 17.000 millones. Aguirre y Botella ven el proyecto con los mejores ojos. PSOE, IU, UPyD y los ecologistas ponen el proyecto a parir. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha declarado sobre este asunto que considera inadmisible crear un paraíso fiscal. Sheldon Adelson luchará a muerte por conquistar su paraíso madrileño.