El presidente Rajoy ha despejado, al fin, nuestro futuro. Con la claridad y contundencia que le son habituales, con sus clarificadoras respuestas sobre el rescate, las pensiones, las líneas rojas y todo cuanto nos preocupa, el presidente nos ha dicho lo que tenemos que hacer. Lo único importante. Ahorrar.
Uno se imagina a las miles de familias que han sido desalojadas de sus casas, a las decenas de miles que atiborran las colas de los comedores sociales, a los casi seis millones de parados, a los otros seis que están pendientes de serlo, y a los cientos de miles de empresarios que cerraron sus empresas o luchan por no hacerlo, escuchar al presidente decir que gastamos mucho y que el único problema serio es el del déficit. Y uno se imagina la cara que se les habrá quedado, como al resto de los ciudadanos, al ver el rigor, la claridad y la consistencia, con los que el presidente afronta nuestros problemas y sus soluciones.
Algunos creerán que Rajoy no tiene claro el futuro. Pero no. Es que no quiere desvelárnoslo. Por si nos da un patatús. Menos mal que nos queda Esperanza que se preocupa de nuestro porvenir. Acabaremos todos de crupieres en Eurovegas.