Cataluña, tan lejos y tan cerca

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

26 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

E l fáustico Winston Churchill decía, sabiamente, que un error de tiempo en política es mucho peor que un error de tiempo en gramática. Hay muchos ejemplos. Yo pensé que Mas protagonizaba uno de esos temporales yerros, y no me equivoqué. Cronometró mal la intrahistoria (los tiempos son de globalidad, no de enquistamiento) y apuró las opciones soberanistas para ocultar una gestión pésima. Cedió espacio para que desmontasen la mojiganga y, en su hipérbole, le hizo la campaña a ERC y el independentismo. El resultado está a la vista: no consiguió mayoría absoluta, único fin que perseguía, y aupó el independentismo radical e irracional: el que pierde votos cuando gobierna. Flaco favor, pues, a Cataluña.

Siento escaso afecto intelectual por Artur Mas. En la historia europea ha representado una farsa ignominiosa: ha llevado a Cataluña, a lomos del populismo, a un callejón sin salida. Se enrocó en una diatriba infame contra el resto de España. A los gallegos, por ejemplo, nos acusaron de malgastadores por exigir el AVE: que llegará a Galicia casi una década más tarde que a Cataluña. Hablaron de derechos, pero no de obligaciones. Construyeron una entelequia ideológica falaz. Querían la independencia, sin pensar que ellos han dependido de nosotros (jornadas a destajo para levantar sus ciudades) más que nosotros de ellos.

Su deuda roza los cuarenta y cuatro mil millones de euros (aumentando más de nueve mil millones), el 29?1 % del total de la deuda autonómica. En educación recortó 627 millones, 3.500 profesores menos. El paro pasó del 18 al 22 %. Solicitaron un rescate (¡a España!) de 5.023 millones. Pocas veces, o ninguna, he contemplado el teatro político con más perplejidad: un hombre que llevó a la ruina a su pueblo, disfrazado como salvador del mismo. Hoy su pueblo ha votado cegado por la danza de las banderas y los sentimientos. Eso no ha impulsado a CiU, que ha fracasado con estrépito, pero ha reforzado la parte más extremista y agitadora, ERC (y la aparición de CUP), que estará con Mas como estuvieron con Montilla: para estrujarlo.

¿Y el resto?: un socialismo ahogado definitivamente. No voy a escribir que refundan el PSOE, porque lo he escrito en demasiadas ocasiones. España necesita otra izquierda, y los socialistas hoy lo saben mejor que nunca. El PP ha remado contra corriente y ha conseguido mantenerse en medio de la tormenta. Cataluña, tan lejos y tan cerca, ha votado. Esperemos que el sentido común impere y el nacionalismo mayoritario catalán, moderado y económicamente liberal, no juegue nunca más con el tiempo ni con los tiempos. En política, decía Churchill, es un error intolerable.