Con el proceso de la segunda investidura de Alberto Núñez Feijoo comienza una nueva etapa de la Xunta de Galicia. La presentación de un programa de gobierno avalado por la experiencia de cuatro años no deja de ser una garantía. No es un programa de inicio de mandato sin un conocimiento previo y exacto de la situación con la que se va a encontrar. La intención de Feijoo está también avalada por una conducta de seriedad personal en todos los planteamientos. Y la responsabilidad de contar con una mayoría absoluta amplia también es mucho mayor.
El programa de gobierno ofrecido en la sesión de investidura no será del gusto de todos. La oposición resaltará todo aquello que no se ha mencionado, porque es imposible referirse a la totalidad de los objetivos y sus detalles o derivaciones. Es el papel que les ha adjudicado la sociedad gallega a través de las urnas. Quizás hay que reprocharles la utilización de la tribuna de invitados de la Cámara autonómica para aumentar la representatividad que no le ha dado el pueblo gallego. Cuando se da cabida en esos asientos a los afectados directamente por algún problema social, profesional o económico, pierde sentido la representatividad de que están investidos los diputados. Su función es precisamente representar dignamente a esos sectores, pero no introducirlos en la Cámara para aumentar la presión sobre los parlamentarios.
Con todo ello, es muy importante la insistente oferta de diálogo para llegar a consensos que permitan resolver los problemas de Galicia. Y no sería mala idea que los partidos de la oposición aceptasen realmente la oferta para mejorar las cosas, no para empeorarlas. La educación tiene que mejorar, y eso exige no entrar en guerras que no existen, sino en buscar las mejores soluciones razonables, respetando la libertad. La sanidad tiene soluciones para beneficio de los enfermos, siempre que no se inventen más problemas. Y lo mismo se puede decir de la Industria, como se ha demostrado con los esfuerzos para revitalizar el naval o la industria automovilística; con el comercio o cualquier otro sector que nos imaginemos.
Es un buen momento para comenzar con entusiasmo el reto de lograr un nuevo horizonte en el que ninguna familia gallega se encuentre sin ingresos por falta de trabajo.