El papa en Twitter

Ramón Irigoyen
Ramón Irigoyen LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

11 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Si Dios está en todas partes, es lógico que su representante en la Tierra quiera llegar con su voz cibernética a millones de fieles. El papa ya está en Twitter y le llueven los seguidores de mil en mil, como corresponde al jefe de la Iglesia católica, que cuenta en todo el mundo con más de 1.200 millones de clientes. Los medios nos dan la noticia y, en un principio, no me inmuto. Ni siquiera siento el más leve deseo de hacerme seguidor de este jefe de Estado que gobierna un territorio de 44 kilómetros cuadrados.

Pero, en cuanto oigo en una radio que la dirección del papa en Twitter es @pontifex, es decir, una dirección escrita en latín, mi lengua prenatal, que significa «hacedor de puentes», como los labriegos de las valleinclanescas Divinas palabras que sucumben a la magia del latín de un texto evangélico cuando van a lapidar a una mujer adúltera y dejan caer sus piedras al suelo sin apedrearla, clavo mi rodilla en tierra, y abro el libro Twitter para dummies. Aprendo ahí cómo funciona la búsqueda de un nombre y dirección en esta red social. Entro en mi cuenta en Twitter, que es difícil tener más abandonada, y me hago seguidor del papa. Para culturizarme asisto en la madrileña Escuela de Escritores a la sabia conferencia que imparte sobre redes sociales el mexicano Alberto Michal. Con todos los respetos a Benedicto XVI, Alberto Michal es ya para mí, en redes sociales, mi pontifex maximus. ¿No es mejor tener dos papas -y cada uno en su terreno-que uno? Aprendo de una amiga en Facebook un truco para tener seguidores en Twitter. Antes se decía: si me lees te leo. Ahora hay que decir: si me sigues en Twitter te sigo. Con este truco se consigue la reciprocidad de seguimiento que Twitter no otorga y que sí otorga Facebook. Yo, por ejemplo, como todos los usuarios, sigo en Twitter a gente que no me sigue a mí. Me hice su seguidor, claro, antes de saber este truco.