24 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.
Hollywood obrará esta madrugada el milagro de convertir a medio planeta en zombis insomnes atados a una pantalla a la espera del carrusel adictivo de los Óscar. Los gurús han afinado sus apuestas. Argo, Amor, Spielberg y Day-Lewis tienen cuenta abierta en todas las quinielas, pero esta gala se parece más a una ruleta rusa que a un concurso de méritos, y lo mismo le sueltan una estatuilla a Penélope que se la niegan a Cary Grant. Es Cinelandia. El Sunset Boulevard contado por un muerto que retrató Billy Wilder. El cine, en el fondo, no es más que literatura hecha carne y luz. Ya no lo escriben tipos como Faulkner o Nabokov. Pero todavía, 85 años después, sus Óscar tienen la magia alucinógena del primer celuloide.