Fue una imagen fugaz en tres dimensiones. Virguerías de la técnica. Pero imposible que no quedase en la retina. Apareció en todos los medios de comunicación. No era para menos. La Sagrada Familia, al fin, al completo. El sueño de Gaudí realizado por un ordenador antes de que sea una realidad hacia el 2026. El templo como lo verán nuestros hijos cuando ya no sean niños. Antoni Gaudí, ese genio místico, empezó la obra de su vida en 1882 y la tuvo que abandonar de forma absurda cuando lo atropelló un tranvía y se lo llevó en 1926. Encima la música de sus planos se perdió por un incendio en la cripta en 1936 y, aun así, nueve generaciones de arquitectos han continuado con intuición el prodigio del maestro. Las fotos de la Sagrada Familia en tres dimensiones totalmente terminada son de una belleza plástica asombrosa. Las tienen en la videoteca universal de Internet. Las miras y te da la sensación de ver las cataratas del Niágara puestas en pie y congeladas en el centro de Barcelona. Un nido de agujas que señalan el cielo. Un milagro de la técnica. Un millón de estalagmitas que se alzan arañando la eternidad. Las lanzas de la fe. Un asombro. Y la nave va.