14 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La sensación de ingobernabilidad en el Concello de Ourense comienza a ser insoportable. A la ya complicada tarea de gobernar en minoría que afronta el alcalde ourensano que salió de la Pokémon tras la renuncia de su valedor, Francisco Rodríguez, ahora debe sumar la crisis de gobierno abierta por cinco concejales que huyeron del salón de plenos cuando se trataba de votar un asunto menor. Más allá de pachistas o paquistas, así se hacen llamar los dos bandos del ejército de Pancho Villa en que se ha convertido el PSOE ourensano, los ciudadanos se merecen una explicación de por qué ha saltado por los aires la unidad de un gobierno que es un juguete roto en manos de la oposición que se une a capricho para, por ejemplo, recusar al inspector de Hacienda que llegó a alcalde de Ourense por accidente. Este, fiel a su carácter, ha optado por una huida a ninguna parte y dejar a la ciudad en manos de unos compañeros de gobierno que le están amargando el viaje.