Un país caducado

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

16 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Ni el desafío independentista de Artur Mas, que significativamente ha coincidido con el demencial simposio España contra Cataluña. Ni el mutis por el foro del magnate Adelson que desnuda las falaces promesas propias de Bienvenido Mr. Marshall de Ignacio González y Esperanza Aguirre, repitiendo el ridículo olímpico de Buenos Aires, escenificado por Ana Botella con el memorable relaxing cup of café con leche. Ni los correos revelados de Blesa, que dejan claro, por si había dudas, quiénes fueron los que vivieron por encima de sus (nuestras) posibilidades y se forraron a costa de todos, saqueando una entidad pública y engañando cruelmente con el timo de las preferentes para sufragar su ritmo de vida a todo tren propio de horteras. Sí, son tres noticias muy relevantes y distintas, que tienen algo en común, la manipulación. Ya sea con groseras falsificaciones históricas para exaltar el nacionalismo; ya sea vendiendo Eurovegas como si se tratara del maná cuando siempre fue una entelequia; ya sea traicionando la confianza de clientes de toda la vida. No, la noticia más impactante y terrible ha sido la muerte de un matrimonio, que vivía de recoger cartones y comida caducada, y de su hija, intoxicados por ingerir alimentos en mal estado. Muertos de pobreza. Hasta aquí hemos llegado o, más bien, nos han traído. Me pregunto si no será nuestro país el que esté caducado y necesite dar al botón de reiniciar para llevar a cabo una regeneración de arriba abajo, una reflexión muy seria de cómo, por qué y quiénes han sido los responsables, penales y políticos, de que hayamos llegado a esta situación y de que se siga profundizando en la devastadora vía de la miseria y la desigualdad.