Una mujer de rompe y rasga

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

28 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Nació y murió un ocho de abril, este año hace cien años de su nacimiento. Hay nacimientos y nacimientos. Y es que hay seres humanos y seres humanos. María Félix encaja a la perfección en esa definición de una mujer de rompe y rasga. Un volcán. Un temperamento increíble. Una belleza extraordinaria. Un tren imposible de parar. Vivió todas las vidas que quiso. Hizo cine en un montón de países, nunca en Hollywood. ¿Por qué? Ella misma, genio y figura, lo explicaba: «Solo me ofrecían papeles de india. ¡Yo no nací para llevar canastas!». Nadie la doblegó jamás. Enamoró a todos los hombres que le salían al paso. Todos la querían en exclusiva, pero la exclusiva de María Félix solo la tenía ella misma. Cuatro bodas para terminar maravillosamente sola. Jorge Negrete, Agustín Lara... Octavio Paz la definió muy bien: «María Félix nació dos veces: sus padres la engendraron y ella, después, se inventó a sí misma». Pero María Félix, como Mae West, no era solo apariencia, como muchas artistas de hoy. María Félix era continente y contenido. Imparable, decía de los hombres: «¿Luchar por un hombre? ¿Para qué? Hay tantos». Tenía algo que te encañonaba, que no se podía olvidar.