Palestina, de nuevo en llamas

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

02 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La aparición de los cadáveres de los tres jóvenes judíos secuestrados el 12 de junio ha hecho surgir una nueva ola de rabia en Israel. El secuestro de estos adolescentes tenía por objeto presionar al Gobierno de Tel Aviv para su canje por prisioneros palestinos, pero algo salió terriblemente mal porque los jóvenes fueron asesinados poco después de su captura. Mientras los servicios de inteligencia y el Ejército israelí se volcaron en su búsqueda con sus habituales métodos expeditivos, Hamás incrementó el lanzamiento de cohetes.

Como era previsible, las represalias del Gobierno judío no se han hecho esperar. La consiguiente cifra de heridos y detenidos se ha visto agravada con la muerte de un adolescente palestino en un campo de refugiados cerca de Jenín. Hamás ha negado su responsabilidad tanto en los secuestros como en los lanzamientos de cohetes, pero la escalada de la violencia solo beneficia a este grupo terrorista. Y es que, ahogado por la falta de fondos desde el golpe de Estado en Egipto -que expulsó a sus aliados, los Hermanos Musulmanes- y el desvío de los fondos de Irán al Gobierno de Bashar al Asad, y alejado del foco mediático por los levantamientos del 2011, la guerra civil en Siria y, sobre todo, el avance del IEEL en Irak, Hamás necesita distraer la atención de los gazatíes, cada vez más disconformes con su Gobierno, y justificar así su petición de ayuda.

A pesar de que la causa palestina está en el origen de todos los grupos terroristas islamistas que pululan por el mundo y que ha servido de excusa para el mantenimiento del statu quo de las dictaduras y monarquías, con el transcurso del tiempo y los acontecimientos ha acabado por desvirtuarse en la pesadilla actual de Oriente Próximo. Una pesadilla cada vez más cerca de transformarse en una guerra total en la región.