El drama de los refugiados en Oriente Medio constituye un crimen contra la humanidad por sus enormes proporciones. El Boletín de la Iglesia Necesitada refleja ampliamente los sufrimientos de varios millones de personas, con un 40% de niños, cristianos sobre todo, pero también musulmanes que han huido de la guerra de unos y otros. Esto no es un conflicto bélico entre soldados, porque los civiles son tomados como rehenes para negociar, es el terror como arma, un auténtico conflicto social que afecta a grandes masas de población.
Aterran las cifras de refugiados en los países vecinos: 655.000 en Jordania, 800.000 en Turquía, 230.000 en Irak, 150.000 en Siria y 1,5 millones en Líbano? En total, tres millones de refugiados que viven miserablemente con la ayuda humanitaria.
Pero, ¿por qué sucede esta catástrofe? Lo que está pasando es la descomposición del orden regional de Oriente Medio. La guerra de Irak derribó al régimen de Sadam, pero lo que quedó después fue un Gobierno corrupto y desunido, que dio lugar al descontrol y terrorismo, con cientos de víctimas. Lo mismo está sucediendo con la Libia de Gadafi. La revolución árabe hizo caer a los dictadores de los distintos países, pero en Siria los occidentales intervinieron a favor de los rebeldes, a quienes se juntaron Al Qaida primero y los yihadistas después. Así se facilitó el terreno para que surgiese el Estado Islámico, que ahora quieren destruir.