La última polémica sanitaria en Galicia surgió por la negativa del Gobierno a autorizar la vacuna de la meningitis. Decisión que ha reconsiderado tras ver cómo familias y familias hemos peregrinado a Portugal a adquirirla. La escena en Olot es la contraria: un niño entre la vida y la muerte porque sus padres no lo inmunizaron.
Las vacunas pueden provocar complicaciones y efectos secundarios. Pero nos han otorgado una protección casi total frente a enfermedades que de otro modo dejarían a su paso miles y miles de muertes, y numerosas secuelas.
Se debe exigir toda la información disponible sobre los riesgos que se asumen con las vacunas. Pero renunciar a la inmunización es un acto irresponsable que pone en peligro la vida de nuestros menores y, además, amenaza a su entorno si empiezan a proliferar los no vacunados.