Las cuatro propuestas de un futuro nobel

OPINIÓN

10 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Rafael Yuste, neurobiólogo español considerado por la ciencia internacional como el nuevo Santiago Ramón y Cajal, el médico aragonés especializado en histología y anatomía patológica que recibió en 1906 el premio Nobel de Medicina por sus investigaciones sobre los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas, una revolucionaria teoría para aquellos años que empezó a ser llamada la doctrina de la neurona, basada en que el tejido cerebral está compuesto por células individuales.

Para la neurociencia mundial, Ramón y Cajal ha sido el referente en la materia y desde hace años lo es Rafael Yuste, ideólogo y líder del proyecto Brain (acróstico en inglés de Investigación del Cerebro a través del Avance de Neurotecnologías Innovadoras), financiado por el Congreso de los Estados Unidos y que el presidente Obama anunció en el 2013 como la gran apuesta científica de su Administración para desentrañar los misterios del cerebro. Después del proyecto Genoma Humano, ideado por Francis Collins y desarrollado en 13 años con fondos federales norteamericanos, toca descifrar los secretos del cerebro.

A diferencia de lo hecho hasta ahora, poner un electrodo en una neurona del cerebro y estudiarla, el madrileño Yuste, catedrático de Ciencias Biológicas y Neurociencia y codirector del Instituto Kavli de investigaciones neurológicas de la Universidad de Columbia, se ha propuesto registrar la actividad de circuitos neuronales enteros a escalas de milisegundos, y eventualmente de cerebros completos en tres dimensione. El proyecto Brain pretende, pues, desarrollar los métodos ópticos y eléctricos que permitan mapear y manipular la actividad de todas y cada una de las neuronas del cerebro.

Yuste dedica algunas semanas al año al Instituto Cajal, de la Universidad Politécnica de Madrid, y asesora a institutos tecnológicos de Andalucía, País Vasco y Cataluña. En una de sus estancias ha recalado en la Fundación Juan March, en donde, tras hablar del cerebro y a preguntas del entrevistador, ha hecho cuatro propuestas para mejorar a los españoles basadas en que es a temprana edad cuando el cerebro registra para siempre lo que nos inculcan en esos primeros años de vida, que será lo que determinará el resto de nuestra existencia:

1.º Desde la educación infantil, enseñar a los alumnos a convivir entre personas.

2.º Introducir en los colegios el servicio social para inculcar la solidaridad.

3.º Adiestrar a los estudiantes en la dialéctica, defendiendo una cosa y la contraria alternativamente. Les abriría la mente.

Y 4.º Instruir a los alumnos de cada comunidad autónoma en lo más característico de las otras, como el gallego, el euskera, el catalán (no para hablarlos con soltura pero sí para conocerlos); los castellers; la rapa das bestas, los fiadeiros, los deportes vascos. A su juicio, todo ello contribuiría en las nuevas generaciones a unir más las distintas partes de España en vez de separarlas, como sucede ahora a menudo.

Como recomendaciones de un futuro premio Nobel no parecen desacertadas y sí muy recomendables.