Decepcionar

Alfredo Vara
Alfredo Vara EL PUENTE

OPINIÓN

22 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Syriza seguirá gobernando Grecia y su líder espera completar sin problemas la legislatura, después de que los griegos hayan tenido que ir a las urnas tres veces este año.

Pero a nadie se le escapa que el Tsipras que ha vuelto a obtener la confianza de sus conciudadanos es muy distinto al que generó con sus promesas una enorme ilusión en un pueblo castigado con enorme dureza por la crisis, engañado por gobiernos anteriores y asfixiado por los recortes.

El que ahora ha ganado las elecciones allí no es el líder que prometió enfrentarse a la oligarquía y a la Europa de los recortes, sino el gobernante que claudicó y aceptó una receta de austeridad tanto o más dura que la anterior. Ha vencido con claridad, pero en unas elecciones en las que la participación cayó diez puntos con respecto a las anteriores. Fueron más de un millón los griegos decepcionados que se quedaron en casa.

Pablo Iglesias tiene toda la razón al afirmar que «los griegos están diciendo bien claro a quién quieren de primer ministro» y está absolutamente legitimado para felicitar a su amigo Alexis.

Las medidas palabras de su mensaje de felicitación en Twitter permiten imaginar que en Podemos estarán tomando buena nota de lo ocurrido en Grecia.

A politólogos tan destacados y expertos como los que hay en la formación que lidera Pablo Iglesias no se les oculta que lo peor que puede ocurrirle a una fuerza política es decepcionar a sus seguidores. Su rapidísimo ascenso se debió precisamente a la decepción de los ciudadanos con los partidos tradicionales. La decepción conduce a la abstención, que da alas a los extremismos.

Los fuegos artificiales son hermosos, pero cuando acaban solo queda oscuridad.