Enhorabuena, señor presidente

OPINIÓN

21 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Mariano Rajoy Brey ha ganado las elecciones más delicadas desde las de 1979, después de la más compleja y peligrosa legislatura de cuantas ha habido. Es verdad que no ha obtenido esta vez mayoría absoluta, que ha perdido la barbaridad de 63 escaños, aunque supera al segundo en 6,5 puntos, y que si no logra suficientes apoyos le puede privar de la presidencia una coalición variopinta que por primera vez impediría al vencedor formar gobierno. Veremos qué hacen Ciudadanos y el PNV, y, por su parte, qué raya roja está dispuesto el PSOE a no franquear.

Rajoy ha ganado sin hipotecas, sin ataduras, «sin tutelas, ni tutías», que diría Fraga; sin que le hayan retorcido el brazo poderes económicos, culturales y mediáticos, sin haber cedido a peticiones del Ibex 35 ni a conjuros de grupos de comunicación. En tiempos de envilecimiento se ha guiado con sentido común por los intereses generales porque, como le ha definido Lasalle, «es el presidente más naturalmente británico, con la épica de las clases medias y la templanza para encajar la mediocridad de lo cotidiano».

Aprobar los presupuestos del 2016 fue una decisión valiente, por más que a la oposición le pareciera extravagante. Dirigentes internacionales lo han reconocido aduciendo que sirven para tranquilizar a los mercados y cumplir compromisos comunitarios. Hemos tenido el mejor noviembre en la creación de empleo desde que hay datos y los parados han disminuido en 274.000 entre Zapatero y Rajoy; creamos uno de cada dos empleos industriales en Europa, la recaudación crece al 6 %, en octubre se logró superávit primario después de ocho años y somos el primer país del mundo en infraestructuras de fibra óptica para hogares. España ha salido de la recesión y por primera vez emprende un ciclo de expansión económica sin devaluar moneda.

Como dije en otra ocasión, Rajoy no ganó en el 2011 por sus aciertos en la oposición o por su programa, sino por el hastío del votante con el marasmo de Zapatero, pero esta vez ha vencido por su labor en la presidencia, por su carácter templado, predecible y serio; por haber salvado los cimientos del bienestar con una educación gratuita y una sanidad pública que sigue siendo ejemplo internacional; actualizando las pensiones cada año y sin menoscabo de los servicios sociales y la dependencia; por recuperar el prestigio internacional de España, por cumplir lo prometido y, en los últimos metros, por el impulso del aventurismo de Mas y la gestión contra el yihadismo.

Sí hay un aspecto nuevo en los resultados: la irrupción de un partido de origen catalán, con dirigentes catalanes e impulsado por empresarios catalanes, que desde su germen sabe que es más importante trabajar en la gobernación de España que en su destrucción; más primordial influir desde Madrid que enredar desde Barcelona. Ciudadanos ha llegado para ser uno de los partidos sobre los que va a girar la regeneración; para administrar pensando en el conjunto y no en la aldea, para evitar que el PSOE, que es partido de gobierno, no bascule hacia la extrema izquierda y los independentistas. Ciudadanos será clave en el tiempo político que se inicia para que el Estado refuerce el control de la educación, para luchar contra la corrupción, adelgazar la mayordomía y consensuar reformas en una legislatura que se presume corta.

Con su liderazgo político Rajoy ha seguido haciendo frente con prudencia y proporcionalidad al secesionista Mas, que se empeña en llevar por el despeñadero a un 70 % de ciudadanos que quieren seguir siendo catalanes, españoles y miembros de la UE y la ONU. Y eso ningún Estado con más de cinco siglos lo puede tolerar. Además, en el último mes hizo gala de su instinto de supervivencia para sortear el sí y el no a la guerra contra el islamismo radical con la maestría que le caracteriza en el difícil arte de esperar y ver. Ambos asuntos seguirán en la agenda de los gobiernos españoles y deberán conllevarlos.

Mariano Rajoy Brey ha salvado in extremis su gestión. Por eso quería agotar la legislatura. Y porque estaba en su derecho. Ahora, a pactar. Enhorabuena, señor presidente.