El general Vargas Llosa

Ramón Irigoyen
Ramón Irigoyen AL DÍA

OPINIÓN

04 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En el colegio militar limeño Leoncio Prado, a los 14 años, y durante dos cursos, Vargas Llosa, que había tenido una infancia sin que nadie le pusiera la mano encima, descubrió la otra cara de la vida, la del horror. Los militares agredían a los alumnos y se agredían también entre ellos para matar el rato. Lo único que contaba allí era la fuerza bruta para hacer el bestia y la astucia, que, por cierto, es una cualidad que nos la recomienda incluso el mismísimo Cristo en el evangelio. Dice Vargas Llosa que en el colegio Leoncio Prado se convirtió, y a tan tierna edad, en un escritor profesional porque escribía textos eróticos que les vendía a sus compañeros. También en ese colegio, que inspiró su primera y genial novela, La ciudad y los perros, recibió constantes lecciones de estrategia militar, que tan útiles le han sido en la vida y muy especialmente en su carrera literaria. Su candidatura a la presidencia del Perú fue un acierto estratégico de primerísimo nivel. Durante muchos meses, Vargas Llosa fue noticia de ámbito mundial. Y, durante ese tiempo, Vargas Llosa fue, por tanto, noticia para los periódicos suecos, que leen los académicos que otorgan el premio Nobel. Un puñetazo, en su día, en el rostro de su entonces muy querido amigo García Márquez y el enamoramiento de Isabel Preysler, al borde mismo de los ochenta años, son dos pruebas más de que la educación militar en el colegio Leoncio Prada le han sido de enorme utilidad en la vida.