Tiempos de paradojas

Arturo Maneiro
Arturo Maneiro EL VENTANAL

OPINIÓN

27 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La situación política española es paradójica. Se anuncian principios generales que son desmentidos por los hechos. Unos partidos aseguran que los españoles les han dado el mandato de dialogar, acordar y consensuar, como principio básico de la democracia, pero con los hechos y las declaraciones se afirma y reafirma lo contario: con el PP no hay nada que dialogar, nada que hablar, nada que negociar. El único objetivo es echar al PP del Gobierno, de la Moncloa, y desmontar todas las leyes y decisiones que han tomado en los cuatro años de legislatura. Cualquiera puede estar de acuerdo en que este objetivo es totalmente legítimo, pero es paradójico que se haga en nombre del diálogo, de la necesidad de acuerdo y de entendimiento tal como interpretan que han mandado las urnas.

Es paradójico en democracia que se le proponga al partido que ha ganado las elecciones que se retire, se ponga de lado y permita que gobierne el partido que ha quedado en segundo lugar. Se le pide un acto de generosidad para destruir todo lo que su Gobierno ha hecho hasta ahora. Es decir, más que un acto de generosidad, se le exige un suicidio y una traición a todos sus votantes.

Es paradójico también que un dirigente como el socialista Pedro Sánchez siga siendo líder de su partido después de obtener los peores resultados electorales de su historia; después de haber dicho al rey que era capaz de formar Gobierno sin contar con los apoyos suficientes y, consecuentemente, perder rotundamente una sesión de investidura; después de fracasar en las negociaciones con los demás partidos del arco parlamentario. Todos los líderes anteriores del PSOE se marcharon con unos resultados inmensamente mejores que los obtenidos por Pedro Sánchez.

Y es paradójica la actitud de Ciudadanos al llegar a un acuerdo cerrado con el PSOE y después pedir al PP que se adhiera a él para permitir un Gobierno estable en manos de otras formaciones, al mismo tiempo que reniegan del líder del PP y de que este partido pueda estar en el Gobierno. Como es paradójico que el PSOE le pida a Podemos que le deje gobernar sin que los hombres de Pablo Iglesias tengan cotas de poder.

Es más paradójico aún que se haya intentado formar un Gobierno multipartito e inestable para solucionar los problemas económicos y laborales que necesitan decisiones firmes y políticas claras.

Es decir, se apela al diálogo, al consenso y a la generosidad? de los demás, mientras se niega todo eso al partido que representa a una gran mayoría de los españoles que han votado el 20D. Esto, teniendo toda la legitimidad del mundo, es una gran paradoja.