Oferta y demanda en el mercado de las drogas

Manel Antelo
Manel Antelo LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

12 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque la lucha contra el tráfico de drogas es, en general, intensa en todos los países y las penas que el narcotráfico conlleva suelen ser cuantiosas, no parece que las cosas hayan cambiado mucho en lo que se refiere al control y mitigación de esta actividad ilegal. Lejos de verse reducido, el negocio del narcotráfico ha seguido creciendo a pesar de todas las medidas pensadas para combatirlo. De hecho, a día de hoy, parece más floreciente que nunca, como lo atestigua que las ganancias generadas por esta industria sean de alrededor de medio billón de dólares al año, según el Programa de la ONU para la Fiscalización de las Drogas. Otros cálculos similares estiman que el volumen de negocio que representa el tráfico y el comercio de drogas es equiparable al del turismo internacional.

¿Por qué es tan difícil erradicar el negocio de las drogas ilegales? Una explicación plausible puede residir en que la lucha contra el narcotráfico se centra en contraer lo más posible la oferta de drogas y se desentiende totalmente del lado de la demanda, a pesar de que el consumo de drogas es ilegal en la mayoría de los países. En particular, los mecanismos de lucha antidroga aumentan el coste de traficar con drogas al incluir el riesgo de ser cazado por la policía, de ser encarcelado, de ver confiscado todo o una parte del patrimonio e incluso, en algunos casos, de ser condenado a muerte.

Esta actuación en el lado de la oferta hace que la cantidad de droga ofrecida en el mercado, a un precio dado, disminuya. Y si esta política no tuviese efecto sobre el precio de las drogas, es decir, si el precio continuase siendo el mismo que antes de la política de actuación, se produciría una reducción de la cantidad de droga ofertada en el mercado equivalente al desplazamiento de la curva de oferta.

Lo anterior, sin embargo, no es cierto. Cuando la oferta de drogas se contrae, el precio de las drogas aumenta a lo largo de la curva de demanda. Ello hace que la reducción de la cantidad ofrecida de drogas sea menor que la que se produciría si las drogas se vendiesen al precio de antes de la política de actuación. Dicho de otra forma, la reducción que se produce en la cantidad ofrecida de drogas es mucho menor que el desplazamiento de la curva de oferta debido a las medidas de lucha contra el narcotráfico.

Y tan pronto como el precio de mercado de las drogas aumenta, muchos proveedores potenciales se ven animados a traficar con ellas y asumir el riesgo que tal negocio conlleva. En definitiva, las políticas antidroga suben el precio de las drogas a los consumidores, pero apenas disuaden su consumo, especialmente si la demanda es relativamente independiente del precio.

Algunos opinan que para solucionar este problema, las políticas antidroga deberían enfocarse más en la demanda (y no tanto en la oferta) a través de programas educativos e informativos sobre el consumo de drogas. Si estas medidas funcionaran, la demanda se reduciría. Otros opinan que ciertas drogas deberían legalizarse, pero con la condición de que estuviesen sujetas a una fuerte imposición. Claro que cualquiera de estas medidas no tendría en la opinión pública los efectos publicitarios de las incautaciones que, de vez en cuando, consiguen los servicios de lucha contra el narcotráfico.