Disparates

Carlos Agulló Leal
Carlos Agulló EL CHAFLÁN

OPINIÓN

09 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No tengo nada contra ti, pero... Si el discurso empieza así prepárate para la que te viene encima. Y así es como arrancó su penúltima barrabasada la ultraderechista Marine Le Pen. «No tengo nada contra los extranjeros, pero les digo: ‘‘Si venís a nuestro país, no esperéis ser atendidos, curados, que vuestros hijos sean educados gratuitamente. Eso se ha terminado’’», bramó la dirigente que aspira a ser la próxima presidenta de la República Francesa.

Es detestable que construya su discurso, sin rubor alguno, pisoteando el derecho esencial de un niño a ser educado. Pero aún es mucho más inquietante que con esa clase de diatribas pueda ganarse el apoyo de hasta un 30 % de los votantes franceses, que le garantizarían su pase a la segunda vuelta de las próximas elecciones en el mes de mayo. Escuchamos con estupor, aunque con cierta distancia y displicencia hacia el pueblo norteamericano, las bravuconadas xenófobas, machistas y filofascistas de Donald Trump, pero no damos la importancia que tiene que Austria haya estado en un tris de darle la presidencia a la ultraderecha o que Le Pen tenga tal grado de aceptación en Francia.

Europa está vieja y encaja mal fenómenos que el continente experimentó en carne propia no hace tanto. Poner orden y la atención debida a la entrada de refugiados y emigrantes nada tiene que ver con negar la escolarización a un niño. No ignora Le Pen que la instrucción elemental no es solo un derecho universal. La instrucción elemental es obligatoria en Francia desde que en el siglo XIX se creó la escuela republicana como uno de los pilares de un Estado que aspiraba a ser un modelo. Ojalá no acaben siéndolo para nosotros los disparates de Le Pen.